Siempre fue una lucha

La lucha estará representada nuevamente por Patricia Bermúdez. Luego de ser la primera mujer en participar en un Juego Olímpico en Londres, la santiagueña llevará la bandera de la disciplina por segundo Juego consecutivo. Desde Montreal 1976 que el país no tenía luchadores en la máxima cita del deporte.
Siete Juegos Olímpicos tuvieron que pasar para que un argentino esté presente en la competencia de lucha, el deporte olímpico por excelencia y que no faltó a ninguna cita. Luego de Montreal 1976, Patricia Bermúdez consiguió el boleto a Londres 2012 siendo la primera mujer que logra meterse en un Juego Olímpico. Para Río 2016, “Pato” tendrá nuevamente el privilegio de ser la única representante del país.
El mejor resultado de la historia lo consiguió Alberto Longarella en Helsinki 1952, quedó en la puerta del bronce siendo 4º en el estilo libre y su categoría fue hasta 73 kg. Un año más tarde, fue tapa de la revista “El Gráfico”. Cuatro años antes, Elvidio Flamini finalizó quinto en Londres pero en estilo grecorromano.
Argentina tuvo luchadores en Amberes 1928 y luego de 20 años pudo clasificar a argentinos en todas las ediciones hasta Montreal 1976 donde estuvieron: Sergio Fiszman (15º), Daniel Vernik (8º) y Carlos Braconi (13º). Patricia Bermúdez volvió a representar a la disciplina tras 36 años de ausencias en los Juegos de Londres 2012 y en Río también será la única argentina que se suba al tapíz.
La santiagueña obtuvo el 17º lugar en Londres: en la primera ronda de la categoría 48 kg cayó 4-0 ante la polaca Iwona Matrowska, quien luego quedó eliminada dejando sin chances de repechaje a “Pato”, que había viajado con la esperanza de llevarse una medalla.
En esta oportunidad, llega a Río luego de sacar boleto en el Preolímpico de Frisco que se llevó a cabo a principios de marzo. Tuvo varias lesiones que le costaron encontrar el ritmo de los años anteriores, pero nuevamente se encuentra entre las mejores en cada torneo que compite, lo que la deja con muchas expectativas de diploma olímpico y, por qué no, soñar con una medalla.