Volver a ser potencia suramericana
Argentina obtuvo un total de 165 medallas y se posicionó cuarta en el medallero general por solo un oro de diferencia. De esta manera se concreta el segundo Juego Suramericano (ocho años) en el que nuestro país no solo no es líder sino que también está fuera del podio. ¿Es para preocuparse?
El viernes se dieron por finalizados los XI Juegos Suramericanos de Cochabamba y los datos son claros: Argentina nuevamente terminó fuera de los tres mejores países de Sudamérica. Con 165 medallas (mejorando Santiago en el total pero con cuatro oros y 25 atletas menos) la actuación de los 535 deportistas fue buena para alcanzar un cuarto puesto arañando el tercero por solo una medalla de oro, pero no lo suficiente para quedar entre las mejores; de hecho la diferencia con Brasil y Colombia continuaría siendo abismal.
Los Juegos Suramericanos marcan el inicio de una etapa, generalmente el ciclo olímpico venidero en el que los deportistas comienzan a transitar su camino hacia los Juegos Olímpicos de turno. Por eso muchos ciclos se cierran, otros comienzan y otros tantos se retroalimentan y vuelven a barajar cartas modificando y ajustando detalles que provienen de la etapa anterior. Al ser el primer paso, con su debida evolución, es más sencillo crecer y proyectar mejores resultados para los Juegos Olímpicos. Allí, los deportistas enfocan todos sus cañones y, en caso de no lograr el objetivo, sumado al exhaustivo ojo de la lupa exitista, resulta un combo fatal que puede empezar a trabajarse desde el inicio para evitar la crítica despiadada al final.
A raíz de eso se desprenden varios interrogantes… ¿Se están haciendo bien las cosas? ¿A qué se apunta como país? Los números no mienten y reflejan una verdad: hace 12 años (tres Juegos) que Argentina no está en el primer puesto del medallero ni tampoco llegó al podio, teniendo en cuenta que desde la primera edición de los Juegos ocupó al menos un lugar en él. Desde La Paz 1978 hasta Cuenca 1998 nuestro país fue el ganador por excelencia, en Brasil 2002 terminó tercero y a partir Buenos Aires 2006 -donde fue otra vez primero- en adelante, la delegación nacional se colocó cuarta.
Es menester resaltar que uno de los deportes más fuertes, la natación, asistió con una delegación acotada y de jóvenes De las 159 medallas de Santiago 2014, 21 fueron de natación (12 platas, 4 bronces y cinco oros) y este año no se consiguió ninguna. Igualmente es imposible caerle a chicos que quizá no contaban con la preparación suficiente para competir en este tipo de torneos, pues tampoco están claros los motivos por los cuales los nadadores de la selección “titular” no compitieron (circula una versión de diferencias entre la CADDA y el ENARD por la falta de financiación de la aclimatación en la altura). En consecuencia, uno de los problemas reside en las decisiones que toman las federaciones en no llevar lo mejor.
Por ejemplo, la Federación Argentina de Canoas argumentó que desde el ENARD les sugirieron llevar Sub 23 para prepararse mejor para los Juegos Suramericanos de Lima, que en este caso no fue tan perjudicial porque el canotaje continúa siendo potencia. Entonces, ¿quiere decir que los Juegos Suramericanos no son medida para los Senior de Argentina? En algunos deportes sí y en otros deportes no.
El ejemplo del hockey es el más claro, pues la diferencia a nivel sudamericano continúa siendo bestial: ambos seleccionados (sin ser los titulares) ganaron por muchísima diferencia sus partidos, exceptuando los de Chile, que sí fueron ajustados. En contrapartida, un deporte en el que es muy fuerte la competencia sudamericana es en el patín carrera, dado que Colombia es una potencia mundial y pelea palmo a palmo con Argentina cada año por los primeros puestos y siempre es medida. En handball fueron con lo mejor y siempre se genera un mano a mano –casi- previsible en la final ante Brasil. En este caso en particular se destaca la importancia de tener un objetivo claro, el cual era la clasificación a Lima 2019. Y ahí se entra en otro debate, ya que hay que tener en cuenta la calendarización y mantener una escala de prioridades. Por ejemplo, hay deportes en los que la temporada continúa y es preferible tener representantes en competencias de mayor nivel considerando los objetivos de cada uno (llegar mejor a Lima, Tokio, Mundial, etc). Y, en el caso de que coincidan con los Sudamericanos, si éstos no tienen un objetivo que los lleve a su meta más importante, es entendible la decisión de no participar. Entonces algunos países prefieren no presentar equipos y en otros casos ir con jóvenes, para foguearlos y prepararlos mejor. Estos datos son subjetivos porque cada país decide a quién llevar y no existe un reglamento que exija los mejores equipos o representantes de cada país. Por otro lado, a propósito de la calendarización, aunque existiera la chance de colocar los Juegos Suramericanos en momentos en los que no haya competencias para fomentar una representación total de país, tampoco garantiza la presencia de los mejores exponentes en cada deporte. El desafío también reside en: ¿tenemos equipo competitivos “titulares” y “suplentes” en todos los deportes? ¿Es posible conseguirlo? ¿Cómo?… O, también, planificar el año con ODESUR para evitar la superposición y así fomentar la competencia en equipo por países.
Sin embargo, hubo sensaciones positivas con el recambio de algunos deportes como el nado sincronizado post Mellizas Sánchez con buenas medallas y visión a futuro. La gimnasia rítmica también aportó lo suyo renaciendo de las cenizas después de no haber tenido gimnastas de nivel internacional durante una buena cantidad de año. La sorpresa quizá la dieron los gimnastas de artística que devolvieron las medallas en la rama femenina, y dejaron con las ganas de varios oros en la masculina, al igual que los de trampolín (medallas en las dos ramas). El pentathlon y el wakeboard se suman a esta lista ya que el primero fue de las máximas sorpresas al meter a sus únicas tres participantes en podio y el segundo sumó muchas medallas con sangre joven. La delegación de lucha multiplicó su cantidad de medallas respecto de Santiago y también es un dato alentador.
El caso del remo no es para soslayar. Las cámaras fueron testigo de la bronca de los remeros argentinos al quedar por detrás de Chile en las primeras competencias de los Juegos, aunque después hayan remontado y aportado la mayor suma de medallas doradas y también la mejor cosecha con 14 medallas. Seguramente nada tendrá que ver que los argentinos tengan una Pista Nacional llena de basura de la cual nadie se hace cargo después de haberse llenado la boca haciendo una campaña mediática que finalmente quedó en la nada. Chile fue uno de los países que más creció, aunque Colombia se llevó todos los flashes, aventajando a Argentina en muchísimas disciplinas y transformándose en una de las potencias de la porción sudamericana. Y ni que hablar de Brasil, que no llevó participantes en muchas disciplinas y aun así le sacó más del doble de medallas doradas al equipo nacional. ¿Cómo es que países que antes eran inferiores ahora son superiores? ¿Qué cambió?
Estos Juegos también sirven para ver dónde estás parado. Disciplinas como el rugby, futsal y el patín artístico eran candidatas a medallas de oro y sin embargo debieron conformarse con otros metales. El rugby, por su parte, tiene a su selección titular disputando otras competencias internacionales y llevó jóvenes al igual que el básquet y el fútbol; este último con una caída de nivel ya conocida públicamente en las selecciones menores. Datos que dan cuenta del crecimiento de los demás países y que envían un mensaje a Argentina, quien debe apretar las clavijas para no dormirse en los laureles y continuar reinando en la zona.
No es el caso detenerse a analizar deporte por deporte, ya que algunos que siempre cumplen con creces como el tiro, la vela, el ciclismo, pelota, squash, el judo y el atletismo; esto no se trata de un análisis individual, sino de desprender aristas de las cuales se pueda trabajar a futuro como un conjunto.
Pero así como hay deportes en los que Argentina siempre tiene buena presencia, hay otros en los que queda evidenciado el poco desarrollo, como las pesas y el bádminton, por citar algunos ejemplos. Será tarea de las federaciones y las instituciones involucradas rever la situación para mejorar y potenciar el deporte para lograr un semillero fuerte y establecerlos en la adultez.
No hay que olvidar de que se habla de deporte, y acá siempre hay alguien que gana y otro que pierde. Se puede admitir la derrota y que el otro puede ser mejor que yo… pero, ¿se puede hacer algo para ser la mejor versión de uno mismo? Parece la historia del huevo y la gallina, pero desde algún lado se tiene que empezar a construir.
Es sabido que el deporte amateur es difícil de practicar, difundir, mantener y fomentar en un país en el que el 99.9% de la atención y la plata va para el fútbol. Entonces, ¿están funcionando bien las instituciones? ¿Qué hace falta para atraer a empresas que quieran invertir en nuestros deportistas? ¿Se necesita una estructura pública con políticas fuertes para generar mayor inversión? Esas pueden ser opciones, como también construir Centros de Entrenamiento en las provincias para que el deporte no se centralice únicamente en Buenos Aires, como se proponía en la añeja Ley del Deporte, que fue vetada por la actual Secretaría de Deportes de la Nación. Capacitación constante, aquí y allá para deportistas y entrenadores e incluso incorporar estrategias de marketing adecuadas para promover el deporte en el ámbito privado, que es donde el dinero se mueve con mayor fluidez. No es hablar de crisis, se habla de exigencia para crecer. El deporte es tiempo y desarrollo, pero este mismo debe estar pensado desde una puesta en práctica de la planificación de la prueba y error, de la retroalimentación y de la corrección constante en la medida que se cumplen o no objetivos.
Y sí. Se puede exigir a quien corresponda porque aunque se trate de deporte amateur no significa que no deba ser exigente. Pero, fundamentalmente, porque todavía existen muchas irregularidades que hacen que el deporte no avance: desde un viaje en una combi para 10 donde suben 20, desde la entrega de equipos deportivos con talles incorrectos y con una sola muda de ropa, con sponsors fantasmas que llegan cada cuatro años y finalizan el patrocinio si no hay medallas, con desorganizaciones internas, por dirigencias corruptas, porque hoy en día muchos deportistas venden o rifan efectos personales para pagarse un viaje y la constante presión de mantener una beca para que la vida deportiva no peligre en los casos en los que no tienen la posibilidad de tener otro ingreso, entre muchísimas otras problemáticas (grandes y pequeñas) que existen en el deporte amateur y que hacen a la puntada final en los momentos de mayor exposición e importancia en la carrera deportiva.
Se puede exigir porque si Argentina era líder cuando no existía el ENARD ni el apoyo económico, ahora las condiciones para nuestros deportistas pueden ser diferentes y mejores. Es darle importancia a todo, desde el primer paso que es un Sudamericano para proyectar un Juego Olímpico. Habrá que poner el ojo en los países que crecieron exponencialmente en el medallero y tratar de imitar su modelo para cambiar las platas y bronces por los oros, que los talentos no sean descubiertos, sino encontrar la manera de “fabricar talentos”, acompañarlos y apoyarlos en todo momento. Y de definir hacia dónde ir: si crecer de manera uniforme como país, como potencia en –en lo posible – todos los deportes o de tener deportistas o equipos destacados aislados. También será fundamental mantener esta línea de trabajo que comenzó con la creación del ENARD que de a poco va cambiando la carrera deportiva de muchos, apostar a futuro y continuar pensando en optimizar la calidad de vida de los deportistas para que su paso por el alto rendimiento sea una etapa placentera. Asimismo que se transite el camino con los menores inconvenientes posibles para que puedan vivir del deporte que más les gusta hasta el final de sus días.
Fotos: Martín Waichman y Peri Soler para AAD