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Todavía queda mucho por crecer

Por Fernando Gabriel Torok

La derrota de Argentina ante Nigeria en el Mundial de España puso el punto final a las competencias internacionales de básquetbol femenino tradicional en el 2018. Desde este 26 de septiembre hasta fin de año sólo restará la disputa de las competencias 3×3 en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018 (6 al 19 de octubre).

Por el lado de Las Gigantes, el saldo fue muy bueno, más allá de la falta de triunfos en el último torneo. El camino para las representantes argentinas arrancó mucho antes de los tres partidos en España. Fue en el CeNARD, con las concentraciones que permitieron el desarrollo de una idea de juego efectiva, que luego se acentuó en los partidos amistosos disputados en Estados Unidos.

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A partir de esta idea, el equipo de Cristian Santander sumó confianza, estableció su estilo de juego y lo desarrolló. Gracias a este trabajo, Argentina pudo vivir un momento histórico a comienzo de mes, cuando volvió a ser campeona sudamericana tras 70 años (Buenos Aires 1948), y doblegando en la final a Brasil, que se había quedado con las dieciséis ediciones anteriores del certamen.

En cuanto a los juegos en España, los mismos podrían haber mostrado un poco más del equipo. Ante Turquía, el conjunto de Santander no pudo encontrar su ritmo ofensivo, lo que le permitió al cuadro euroasiático dominar el juego a sus tiempos. En el último juego, ante Nigeria, Argentina padeció la diferencia física.

Frente a Australia se notó la diferencia de nivel, distancia que para ser saldada necesitará de un mayor desarrollo del deporte en el país, Esto se logrará a partir del desarrollo de la Liga Nacional Femenina, y un mejor trabajo a la hora de las categorías formativas. El camino parece ser muy largo, pero el acertado.

Y en cuanto a las formativas, el saldo fue enormemente positivo. Argentina tuvo un paso importante por el Mundial U17, venciendo a rivales de gran nivel como España y Nueva Zelanda. La U18 clasificó al Mundial del 2019, y hasta se dio el gusto de subirse al podio panamericano tras vencer a Chile en el duelo por la medalla. Previamente, le había dado un gran sobresalto a Canadá en las semifinales.

Por último, pero no por eso menos importante, un equipo de jóvenes compitió en los Juegos Odesur de Cochabamba (competencia de mayores). El mismo se dio el lujo de desarrollar a sus jugadoras y arañó el podio.

Además, como en las categorías formativas se busca el desarrollo de las jugadoras y no los resultados, Argentina tiene el lujo de contar con una base que promete. Florencia Chagas fue la primera jugadora en registrar un triple-doble en un Mundial U17 y demostró sus grandes dotes, tanto técnicos como tácticos, en cada juego que disputó.

Otra de las grandes caras para el futuro es la de Sofía Acevedo. La base de la U17 demostró ser una jugadora capaz de anotar, pasar y robar pelotas con gran efectividad, con un estilo similar al de Facundo Campazzo. Si ella logra rodearse y potenciarse con Melisa Gretter, seguirá creciendo y se convertirá en una jugadora ideal.

Por fuera de estas dos grandes caras, aparecen los nombres de María Victoria Fux (medalla sudamericana en el 3×3 junto a Chagas y Acevedo), Laila Raviolo, Candela Gentinetta, Brenda Fontana, Camila Suárez y Sol Castro, entre otras.

De esta manera, se puede decir que Argentina está cerrando un gran 2018, en donde se demostró el crecimiento del básquetbol femenino. De aquí en adelante, los principales objetivos pasarán por el desarrollo de esta prometedora base como el deporte en general. Si esto se da, y los resultados acompañan, se hará imposible no soñar con cortar la sequía de apariciones olímpicas.

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