Estocolmo 1912: la perfección
En la víspera de la Primera Guerra Mundial, estos Juegos estuvieron excelentemente organizados respecto a las pasadas ediciones. En las tres semanas de competencia no se detectó ningún error y participaron atletas de todos los continentes.
Quienes estuvieron presentes en Suecia en 1912 aseguran que la V edición de los Juegos Olímpicos estuvo marcada por la sobresaliente logística y atención que deparó el gobierno nórdico para con dicho certamen. A lo largo de tres semanas participaron 2547 atletas (2490 hombres y 57 mujeres) de 28 países que compitieron en 102 eventos.
Sin un solo aspecto negativo, debutaron el ciclismo y pentatlón moderno como disciplinas olímpicas, además de la innovadora presentación del cronómetro eléctrico y el photo-finish. Las mujeres debutaron en la natación y, gracias a las buenas condiciones climáticas a pesar de que Suecia se caracteriza por ser un país con temperaturas bajo cero, las pruebas al aire libre se realizaron con normalidad.
Suecia se apoderó del medallero con 65 preseas (24 oros), seguida por Estados Unidos con 63 (25 oros). Gran parte de las medallas obtenidas por el anfitrión provienen de las que ganaron los hermanos Gustaf Vilhelm y Gustaf Carl Carlberg en las diversas pruebas de tiro, con la acumulación total de 9 (5 oros y 4 platas).
En la lucha grecorromana, el ruso Martin Klein y el finlandés Alfred Asikainen protagonizan un hecho insólito al combatir durante 11 horas y 40 minutos, dando como vencedor a este último. El boxeo, clásico integrante del programa olímpico, fue excluido ya que las leyes suecas lo prohibían.
El máximo rendimiento de un atleta en estos Juegos fue el protagonizado por el estadounidense Jim Thorpe. Hijo de un irlandés y una aborigen, el joven de 23 años se presentó en la prueba de pentatlón (salto en largo, lanzamiento de disco y jabalina, 200 m. y 1.500 m.), la que ganó por una diferencia mayor a 300 puntos (según el sistema de calificación de la época). Una semana más tarde estuvo presente en el decatlón (100, 400, 1.500 m., salto en largo y alto, lanzamiento de bala, disco y jabalina, salto con garrocha y 110 m. con vallas), donde también triunfó con una amplia ventaja de 600 puntos.
Un año más tarde, y a pesar de sus logros, el Comité Olímpico Internacional le quitó sus medallas debido a que el atleta había competido durante dos años en la liga profesional de béisbol y la participación en los Juegos Olímpicos era exclusiva para atletas amateurs. Recién en 1983 el COI revalidó los títulos de Thorpe y le devolvió sus medallas a sus hijos, ya que él había fallecido en 1953.
El único hecho trágico fue el que le sucedió al maratonista portugués Francisco Lázaro. En la máxima prueba, y en el kilómetro 29, cayó fulminado en el suelo y fue llevado de urgencia a un hospital, donde falleció a la mañana siguiente. Según su compatriota Armando Cortesao, la muerte se debió a que el atleta se cubrió el cuerpo con grasa, lo que impidió que los poros efectuaran la transpiración.
Foto: Urheilumuseo.