Sergio Hernández, actual entrenador de la Selección Argentina de básquet, habló sobre el recordado Mundial de China del año pasado y dijo “pocas veces me sentí tan conectado con un grupo de trabajo, desde los jugadores hasta mi staff”.
Hace un año, la Selección Argentina de básquet llegaba a la final del Mundial que se realizó en China y caía con España 75 a 95, obteniendo el segundo subcampeonato mundial y el tercer podio en la historia en la máxima competencia del deporte. “Nosotros jugamos con la inercia que veníamos, y ellos un partido especial”, explicó Hernández en entrevista con la CABB (Confederación Argentina de Básquetbol).
“Veíamos que estábamos muy bien, cada día mejor, que ganábamos sin tocar el techo de producción”, agregó el entrenador. El Alma llegaba a la última cita tras haber superado en semifinal a Francia 80-66. España en tanto, había vencido a Australia 95-88. El encuentro sería en la ciudad de Beijing, en el estadio Wukesong Sport Arena.
Si bien la dorada fue para el equipo de la Madre Tierra, Gabriel Deck fue el máximo anotador del partido con 24 puntos, mientras que para España, Ricky Rubio marcó 20. “Lo especial es que el equipo siempre se enfocó en el rendimiento, no hablábamos de resultados, sino de cómo mejorar el ataque rápido, la rotación del balón o la ocupación de espacios”, recordó el Oveja. Si bien la final tuvo al equipo europeo como claro candidato durante todo el encuentro con una ventaja máxima de 22 puntos y una diferencia de 47-22 en rebotes, el jugador argentino que hizo la diferencia fue Facundo Campazzo, quien lideró dos estadísticas: asistencias con 8 y robos con 4.
Entre el quinteto ideal del mundial finalizó Luis Scola, capitán albiceleste quien prácticamente le brindó a la Selección Argentina el pase a semifinales con su excepcional participación contra Serbia. En ese partido anotó 20 puntos, 10 rebotes y dos asistencias, pero sobre todo, le dio al equipo toda la solidez y experiencia de la Generación Dorada: “Hay algo de liderazgo muy importante, que viene de Luis y lo han seguido sus generales (Facundo) Campazzo y (Nicolás) Laprovittola. Nosotros no festejamos contra Serbia como si estuviésemos sorprendidos. El secreto estaba en el vestuario, yo se lo dejaba a él y era brillante”, redondeó Hernández.
Argentina había llegado previamente a una final de mundial en dos oportunidades: 1950, cuando venció a Estados Unidos (campeón) y en 2002 contra Yugoslavia (subcampeón). Con esta nueva hazaña, suma su tercer podio y se posiciona en cuarto lugar en el ranking FIBA (Federación Internacional de Baloncesto). Este torneo ha sido el primero bajo el sistema de clasificación de “ventanas”, las cuales se hicieron por continente entre noviembre del 2017 y febrero de 2019.
“Disfruté el camino, desde la clasificación hasta China. Aprendí a hacer eso en vida y pude conseguirlo. Y el mundial en sí fue muy especial porque fui parte de un grupo muy especial, que tiene una convivencia y una armonía muy impactantes. Se gana porque se disfruta, no se disfruta porque se gana”, concluyó.
Foto: CABB
