Egresadas de la educación pública
Paula Pareto y Delfina Merino son dos íconos del deporte nacional y, además de compartir la celeste y blanca, ambas cuentan con títulos de la UBA. Conocé sus historias.
El 2020 habrá sido malo para muchas personas, pero para otras tantas, esta pandemia provocó prácticamente la reinvención y la búsqueda de alternativas para salir adelante. En el caso de Delfina Merino -jugadora de Las Leonas, campeona panamericana y del mundo- esta cuarentena la ayudó a ponerse a tiro con las materias para finalmente recibirse de abogada después de doce años de puro esfuerzo y sacrificio:
Durante la pandemia, Delfina concentró junto a sus compañeras en Cariló y a su vez estudiaba hasta la madrugada, perdiéndose las sobremesas y corriendo a la habitación para agarrar los libros. La leona de 31 admite que, si bien para ella el estudio es importante, no se encontraba dentro de sus principales prioridades.
“Como no se puede vivir del hockey, este título me permitirá tener otras opciones cuando me retire“, dijo en una entrevista a Huella Weber sobre los motores que la llevaron a elegir estudiar una carrera una universitaria. Esto es, sin dudas, uno de los tantos casos que en Argentina se ven día a día: deportistas que cada vez más eligen estudiar porque el deporte no es una actividad rentable para vivir.
Recalcó la importancia del apoyo de su mamá durante el camino del estudio teniendo en cuenta que era deportistas de alto rendimiento: “Mi vieja me sacó mucha presión cuando me dijo ‘no importa si no rendís tres, hacé una aunque sea’. Entonces, la carrera la hice a mi ritmo. Ella y mi abuela fueron puntales. Y, con el tiempo, me di cuenta que estar en la facu me sacaba de la burbuja del hockey, me cambiaba la cabeza. Disfruté mucho estos años”.
Y entre esos años estuvieron el 2010, cuando ganó el título mundial en Rosario y también el 2018, año en el que fue elegida como mejor jugadora del mundo. Nada mal.
Delfi confiesa que si bien quiere ejercer, no se ve litigando en Tribunales. Pero sí da con el perfil de justiciera y ya prometió defender a sus amigas del team. Estuvo trabajando en Derecho Deportivo y, si bien no está definido, tiene bastante considerado inclinarse por esa rama dada su fuerte vinculación con el deporte.
“Como no se puede vivir del hockey, este título me permitirá tener otras opciones cuando me retire”
Delfina Merino
Otro caso, el más conocido, es el de Paula Pareto. La judoca campeona de todo se recibió de médica en 2014 y una anécdota inolvidable es que, apenas recibió la nota, abrazó a mamá Mirta, hizo su festejo, tomó sus cositas y se volvió al CeNARD para continuar su entrenamiento. Tenía en mente los Juegos Olímpicos de Río, los cuales finalmente terminaría ganando.
“La prioridad que me planteé en 2013 fue tratar de terminar mi carrera en la facultad y por suerte pude lograrlo, fue un largo camino que tuvo el acompañamiento de mi familia y amigos“, había dicho en ese momento, en el cual tenía únicamente como logro comparable la medalla de bronce de los Juegos Olímpicos de Beijing.
Después de haberse recibido en la Facultad porteña ubicada en la calle Paraguay tras rendir el final de oftalmología, Pau siempre colabora: participa de actividades de UBA Deportes y se deshace en elogios por la institución que le da la oportunidad de ser profesional e insertarse laboralmente en la sociedad (trabaja en el Hospital de San Isidro). Lo curioso es que, además de su entrenamiento, destina una buena batería de horas a su trabajo y rinde en todos los frentes.
Este mérito también es importante porque se trata de la Universidad Pública, con sus idas y venidas, con todas las vicisitudes que solo quienes estudiaron dentro saben que se encuentran. Con la exigencia, con el estrés y la disciplina e la importancia de cumplir. Aunque de todo eso, ellas entienden bien.
