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La misión de Marín: expandir el handball

Paola Marín es integrante de la Selección Argentina de beach handball y fue una de las artífices para que el club Claridad tuviera nuevamente al balonmano en actividad.
Por Romina Miranda

Dicen que los clubes funcionan como un rescate social. Estas instituciones son esenciales en la vida en sociedad. Paola Marín, es jugadora de la Selección Argentina de beach handball y desde su lugar de deportista, elige ayudar a que la disciplina se siga expandiendo.

El club Claridad se ubica en Villa Diamante, Lanús, donde se practican diferentes actividades como patín artístico, fútbol, futsal y handball. Esta última disciplina funcionaba en el pasado, pero se había suspendido por lo que con la llegada de Marín se reactivó nuevamente.

«Yo arranque en Esteban Echeverria a los 13 y me quedé hasta que fui categoría Mayor. Desde chica entrené a la mañana, a la tarde y con los varones. Ese amor que me daba ir a entrenar pretendo plasmar en mis alumnas», señala Marín sobre la importancia en inculcar lo que recibió por parte de sus entrenadores Damián y Martín cuando jugaba en la liga Asbal.

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Paola es docente y lleva dos décadas en el mundo del handball. Es profesora de educación física desde hace 10 años y tuvo todo tipo de experiencias en la disciplina, buenas y malas.

En el club Claridad

¿Por qué elegir el club Claridad?

Con pasado en otras instituciones, Marín buscaba armar algo nuevo, algo desde cero: «Trabajé en varios clubes, pero ya con proyectos armados. Claridad surgió de casualidad ya que yo buscaba armar algo de cero y venía de cerrar en un club de Remedios de Escalada. Tenía un grupo de 20 chicas, aunque ese proyecto a días de ponerlo en marcha se pinchó. El ámbito del deporte es tan chico que una chica exjugadora de Claridad me pasó el contacto de la gente del club con las ganas de que la institución volviera a incorporar la actividad».

Se puso en contacto con las autoridades del club, presentó un proyecto con referencia a la competencia federada (Asbal), con la conciencia de que sería duro. Iniciaron en abril de 2019 y si bien en julio no estaban al 100 % para la competencia, las chicas querían jugar y tenía la cantidad de jugadoras necesarias para participar. «La experiencia nos iba a acomodar como grupo en cada partido», refirió Marín.

He tenido palos en la rueda, sufrí machismo por ser mujer y por manejar una actividad, pero siempre fui para adelante

Paola MArín

Si bien no llegaron al podio, terminaron contentos porque pudieron completar la tira y fueron preparando al plantel masculino para que compita en Mayores y en la modalidad mixta: «Comenzamos la actividad con 40 chicas y finalizamos ese mismo año con 70».

Entrenamiento en el club Caridad con los protocolos correspondientes

Las dificultades en tiempos de confinamiento

Claridad es un club de barrio donde la pandemia afectó, como en tantos otros lugares. El rol de acompañamiento del club debió modificarse y ya no hubo actividades presenciales, sino que Zoom se convirtió en los principales métodos de entrenamiento: «Hicimos una pretemporada muy movida y sentimos que estábamos listos para demostrar más de lo que habíamos hecho en ese torneo Clausura 2019. Apareció la pandemia. Tratamos de mantener los ánimos a través de Zoom y la planificación física semanal. Los Zoom consistían en entrevista a jugadores, equipos de diferentes provincias contándonos su historia (infraestructura, orígenes, competencia y pandemia), tuvieron charlas de nutrición, beach handball reglamentación con Lorena Mac coll y Luna Paz Hernández, quien es entrenadora de Perú».

La jugadora agradece a las autoridades del club que acompañaron a los docentes y a los chicos que son parte del club: «Tengo alumnas con problemas económicos y el club siempre está firme para ayudar en lo que pueda. No todos lo hacen, por eso lo valoro un montón. Sabemos que nos falta muchísimo pero vamos por buen camino».

Marín destacó el desgaste que le generó el aislamiento, aunque tuvo la fuerza necesaria para continuar. Además valoró las buenas ideas y la ayuda recibida: «Sea cual fuere el lugar, no lucro con el deporte sino que amo ver en otras caras, lo que el deporte me dio a mí. He tenido palos en la rueda, sufrí machismo por ser mujer y por manejar una actividad, pero siempre fui para adelante. Voy a estar hasta donde se pueda y quien venga reciba una actividad con lindos valores».

El principal objetivo estaba en mantener los lazos con sus jugadoras aunque con el tiempo se fue dificultando: «Tratamos de mantener vínculos afectivos y motivaciones con cada una, pero la pandemia hizo que las nenas ayudaran a sus padres trabajando y las Mayores dejaron del lado el club para trabajar por problemas económicos existentes».

Sea cual fuere el lugar, no lucro con el deporte sino que amo ver en otras caras, lo que el deporte me dio a mí

paola marín

Afortunadamente, casi a fin de año pudieron regresar a Talcahuano 2949 con protocolos estrictos y con gran alegría de volver al club.

Una de las consecuencias de la suspensión de las actividades en el club fue el abandono de las chicas, Marín tuvo que recurrir a diferentes métodos: «La pandemia generó una deserción deportiva importante que hasta hoy en día luchamos por armar nuevamente las categorías. De todas maneras, seguimos con la incertidumbre de que va a pasar o proyectar hacia qué objetivos».

«El club se portó de 10 tanto cuando arrancamos como en esta vuelta a la actividad. Siempre apoyaron y escucharon todo lo que necesitamos, tanto la dirigencia como la coordinadora de la actividad, y los profes formamos una gran familia con valores claros y solidaridad hacia el otro», cerró la argentina que dedica sus días a que el handball continúe la expansión en aquellos lugares donde aún no está presente.

Fotos: Peri Soler y Paola Marín

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