Los hermanos Simonet son parte de la historia viva del handball y del deporte argentino. Fueron piedras fundamentales para que esta última década, los Gladiadores sean temidos por las grandes selecciones.
Por Romina Miranda
(@MirandaRomiOk)
De aquella canchita de SAG Villa Ballester partieron al exterior del país para crecer y no tener techo. Cada uno tiene sus características propias. Si bien son los tres jugadores de primera línea, la identidad dentro del campo de juego difiere. ¿Qué tienen los tres en común? El empuje, el coraje y las ganas de siempre ir para adelante. No importa que el resultado en el marcador parcialmente sea desfavorable. De jugar en el patio de su casa a conocer el mundo con la Selección Argentina.
En Rusia, en el Torneo Navidades, el entrenador de España le pidió a su equipo que no le tengan más miedo a la Argentina. Esto era impensado desde hace algunos años. Y si bien es una labor del equipo, el trío Simonet firmó esto.
Sebastián, el mayor, es quien maneja los hilos a su propio ritmo y tiempo. Es quien, desde el centro, lleva el destino de las jugadas y siempre que pueda tira sus lujitos como el fly. Diego, es el distinto. El Chino deslumbra en Argentina y en el mundo con Montpellier, con mucha pasión y energía; y la famosa simoneteada. Y por último, el más pequeño, Pablo es el más fuerte de todos ya que es pura potencia y con ese toque de delicadeza para deslumbrar con las roscas.
¿Cuántos chicos y chicas entrenan y los imitan en la cancha? Ellos tienen lo positivo de contagiar la pasión por la celeste y blanca. España 2013 fue el primer Mundial que compartieron en la Selección Argentina Mayor. Los Gladiadores finalizaron 18°. Apenas dos meses antes Sebastián había estrenado la cinta de capitanía en unos amistosos en noviembre 2012 luego del retiro de Kogovsek y la lesión de Gonzalo Carou.
En España 2013, Argentina jugó siete partidos, ganaron 2 y perdieron 5. 169 goles a favor y 183 en contra. El goleador fue el mayor de los hermanos con 24 tantos. De este Mundial se rememora la victoria ante Qatar 30-26 y ante Montenegro 28-26. En dicho torneo, Sebastián tenía 28 años, Diego 23 y Pablo 20. Este último llegó como suplente y desarrollaba su carrera en Cuenca, mientras que los dos mayores compartían equipo en Francia, en el Ivry. Frente a Montenegro, el Chino marcó siete goles.
Dos años más tarde llegó el turno del segundo Mundial que compartieron los tres juntos: Qatar 2015. Fue de los mejores y Argentina comenzaba a dejar asentado que estaba para lucharle a cualquier equipo. Aquí los dirigidos por Dady Gallardo jugaron seis partidos, de los cuales ganaron 2, empataron uno y perdieron 3. Convirtieron 152 goles a favor y 156 en contra, donde el goleador fue Federico Pizarro con 37.
Hubo partidos inolvidables como el 24-24 ante Dinamarca y 30-27 ante Rusia. Argentina cayó por solo un gol contra Polonia 23-24. Victoria ante Arabia Saudita 32-30, caída 23-28 ante Alemania. En los octavos de final, los Gladiadores perdieron 20-33. Aunque es difícil que los tres compartan cancha en simultáneo por la similitud de sus posiciones, contra Argelia se dieron el lujo de jugar los tres y fue cuando Sebastián se llevó el premio MVP.
Los Gladiadores son un equipo sólido y consolidado, prácticamente pueden jugar con los ojos cerrados. Cuando la cabeza o las piernas no dan más, siempre sacan un resto para seguir adelante. ¿Cuántos partidos los vimos a los Simonet doloridos, con hielo y luchando para volver a la cancha?
Decir que son historia del handball no es una simple frase, es la realidad. Más allá de los mundiales que compartieron entre los tres o aquellos donde estuvieron Diego y Sebas o Sebastián y Pablo, fueron artífices y protagonistas principales de los resultados y del desempeño arrollador en el campo de juego.
Para valorar a los Gladiadores hay que recordar aquellos momentos y aquellas luchas contra lesiones que fueron vencidas.
Y este será el último Campeonato Mundial que los tendrá a los tres juntos. Sebastián con 34 años, Diego con 31 y Pablo con 28. Pero la edad es lo de menos. Si bien Sebastián había anunciado que se retiraría en el 2020, hizo un último esfuerzo para llegar al 2021 y estar presente en sus terceros Juegos Olímpicos.
Partidos memorables hay muchos como fue el oro en Lima 2019, o ser campeones en el Cuatro Naciones de San Juan. En Lima 2019 Sebastián estuvo rengueando toda la semana y para la final jugó como en su mejor nivel físico. Lo mismo Diego que llegaba con una superación de la rotura de ligamentos, el nacimiento de Juana y modificó su estilo de vida.
El Mundial de Egipto, que se desarrollará entre el 13 y el 31 de enero, será la el último acto en cuando en un torneo ecuménico tenga a los hermanos Simonet juntos por última vez.
Esperemos que en julio-agosto podamos ver la última función olímpica de los tres juntos. Buenos jugadores, pero ante todo humildes.
Fotos: Martín Waichman, Peri Soler y CAH.