La ex jugadora de UnLaM y de la Selección Argentina de waterpolo, Ludmila Ianni, cuenta su inolvidable experiencia en la Intercontinental Cup de Lima. En la capital incaica, Las Tiburonas consiguieron una clasificación histórica al Mundial de Budapest.
Ludmila Ianni es una jugadora de waterpolo que integra la selección mayor, actualmente se encuentra en un club de Francia llamado Union Saint Bruno, pero anteriormente perteneció a UnLaM. Participó en la FINA World League, desarrollada en Lima, un certamen intercontinental que finalizó recientemente y que archivó un histórico resultado para el waterpolo argentino.
Producto de las selecciones juveniles, Ludmila Ianni escaló para ser parte de este equipo que logró lo que parecía inalcanzable y Las Tiburonas sacaron pasaje en un vuelo directo a Budapest, para disputar el primer campeonato mundial.
Dicho logro es inobjetable, dado a que será la primera aparición de Argentina en un certamen femenino de waterpolo, en el marco de un mundial organizado por la FINA.
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¿Cómo fue toda la preparación para el torneo?
Comenzamos a preparar todo este torneo a principios de diciembre con la ilusión de poder ir, pero para enero ya era una certeza y los entrenamientos eran casi todos los fines de semana. Hablo de las chicas que están en Buenos Aires porque yo estoy en Francia y mi entrenamiento era todos los días más los findes jugar. La verdad lo que hicieron las chicas que están en Buenos Aires es increíble porque aún no hay competencia, entonces la preparación que tuvieron tiene un doble merito.
¿Sabían que los partidos contra Brasil, Colombia y Cuba eran rivales directos claves a vencer?
Obviamente que sabíamos que eran nuestros rivales directos, pero empezamos con objetivos pequeños que eran ganarle a Colombia, demostrar quien era Argentina y después cuando comenzamos a ver que se podía lo intentamos contra Brasil, que fue un partido muy difícil y peleado hasta los últimos dos cuartos. Con Cuba, planteamos disfrutamos el partido y sobre todo salir a por todo para ganar y conseguir esa clasificación.
¿Cómo te sentiste cuando te tocó jugar?
La verdad que cuando me tocó entrar me sentí muy cómoda, a pesar de que ahora jugué en una posición, que más allá a veces jugaba, ahora fue cien por cien mi rol. Entonces era encontrar un nuevo lugar, pero me sentí muy cómoda y me gustó mucho el desempeño individual.
¿Qué resaltas de todo el equipo?
Lo que más resulto del equipo es que siempre fuimos unidas, nos apoyamos constantemente desde el minuto cero, tanto adentro como afuera del agua y eso fue lo que nos hizo llegar adonde llegamos de conseguir esa clasificación al mundial. Como grupo estuvo excelente, se sentía esa unión y yo creo que fue nuestra gran fortaleza.
El objetivo está consumado. ¿A qué apuntan para seguir alcanzando metas?
El objetivo está logrado, pero ahora en más, el objetivo está puesto en el Sudamericano de octubre, donde tenemos que conseguir una de las dos plazas para ir al Panamericano. Así que ahora nuestra cabeza está en el “Suda”, obviamente que en el mundial también, pero tenemos que seguir trabajando porque vamos a chocar con las más fuertes, que para nosotras no solo es un aprendizaje sino también es un orgullo, aunque nuestro objetivo del año es el sudamericano.
¿Qué se te cruzó por la cabeza cuando las cubanas empataron al último minuto? ¿Qué sentiste luego de la anulación del gol?
Cuando las cubanas empatan al último segundo fue terrible, sentí que eran horas cuando el VAR estaba revisando. Por sobre todo, estuvimos tranquilas, a mi se me cruzaron un montón de cosas; todo el trabajo que habíamos hecho, que estábamos a punto de lograrlo, que era histórico, de todo se me cruzó por la cabeza. Después con la anulación, confirmamos nuestra participación al mundial y una alegría tremenda. Todavía lo recuerdo y se me caen lágrimas. Es inexplicable la emoción, la felicidad y el orgullo que me da poder haber sido parte de ese equipo que clasificó al mundial.
Foto: Cortesía de Ludmila Ianni