Cristina Iglesias y su hija Ada fueron encontradas enterradas en su casa en marzo de 2020. El principal acusado es Alejandro Romero Lugo, pareja de la víctima y papá. Hoy comienza el juicio.
Cristina Iglesias fue encontrada degollada y su hija Ada también asesinada con cortes en el cuello, y ambas enterradas en una casa de Lanús. Ahora será sometido a juicio Alejandro Romero Lugo, que era la pareja de la víctima, imputado por el delito de “doble homicidio agravado por alevosía y por el vínculo mediando violencia de género”. Podría recibir una condena a prisión perpetua.
El hermano y tío de Cristina y Ada, madre e hija asesinadas y enterradas hace dos años expresó su dolor aún intacto: “Nada va a ser un consuelo. Que le den 10 o 80 años va a ser poco”, dijo Fernando Iglesias, DT de handball de Vélez. sobre el juicio al que será sometido Romero Lugo, de 27 años, presunto autor del crimen de su hermana y su sobrina de 7 años.
El juicio comenzará el 27 de abril, en el Tribunal Oral 1 de Lomas de Zamora. “El pedido que realizaremos como querella será de prisión perpetua. No caben dudas porque es un doble femicidio agravado por ser conviviente y por tener cuidado a la menor. Lo único que puede pedir el imputado es clemencia”, aseguró Mariano Lizardo, abogado de la querella.
El doble femicidio ocurrió el 25 de marzo de 2020, y descubierto dos días después en una casa de la calle Domingo Punta 4064 de Monte Chingolo.
Según los forenses que trabajaron en el lugar, Cristina había sido degollada en el marco de una pelea y la niña también había recibido cortes en el cuello, para lo cual el agresor aprovechó la “condición de vulnerabilidad e indefensión de la víctima, derivada en su diferencia física y de fuerza”, según la acusación. Romero Lugo, que era pareja de Cristina al momento del hecho, fue detenido dos días después y, tras inventar una coartada, terminó confesando el doble femicidio.
El fiscal Jorge Grieco consideró que en una declaración informal ante la policía, el imputado acusó a un conocido suyo que le vendía marihuana para consumir y realizó relatos “telenovelescos e inverosímiles en los que, increíblemente, resultaba una víctima que obraba coercionado en aras de permanecer vivo”.
Finalmente, en su declaración judicial, confesó el crimen y dijo que asesinó a su novia cuando consumían pastillas y alcohol y que luego mató a la niña, tras lo cual cavó el pozo en el fondo de la casa y enterró los cuerpos. Los investigadores determinaron que el imputado “limpió con gran dedicación la escena”.
Además, Romero Lugo se apoderó del teléfono celular de Cristina y “respondió mensajes a la hija mayor de ésta, montando un teatro en el que se hacía pasar por la víctima con el objeto de siquiera levantar sospecha“. Es que Dolores, otra de las hijas de Cristina, estuvo buscando durante varios días a su madre y a su hermana porque no tenía noticias de ellas.