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Laura Martinel: “Argentina venía mal, pero yo dije que iba a ganar”

Laura Martinel junto a Paula Pareto

La ex judoca habló sobre su medalla en los Juegos Panamericanos donde ganó el oro el sambo. En ese torneo Argentina solamente obtuvo dos medallas.

Por: Pablo Abal

Los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983 devolvieron a los argentinos, a una triste realidad. Sólo la obtención de 2 medallas de oro, conseguidas por el recordado Ricardo Ibarra en remo (fue su 3° titulopanamericano consecutivo) y la sorpresiva aparición de Laura Martinel en sambo. Esto dejó a Argentina en el 7° lugar del medallero, lo que representó un gran retroceso con respecto a San Juan de Puerto Rico 1979. En esa edición, la delegación argentina ocupó el cuarto puesto con 12 oros.

“América nos puso frente al espejo” y “Muchos avanzan nosotros retrocedemos” fueron los títulos que eligió la revista El Gráfico, para reflejar un clima de época.

En una charla con @Olimpia_Argenta para recordar el 40° aniversario de su título panamericano, la ex judoca (campeona panamericana en 1982) Laura Martinel reconoce que se preparó sólo un mes antes de los Panamericanos, para competir en sambo: Una lesión me impidió participar con normalidad para el selectivo de judo y perdí. Cuando me ofrecieron lo de sambo, no lo dudé y acepté. Aprendí todas las técnicas y estrategias con el entrenador soviético Farit Madiarov, que llegó a la Argentina por un convenio de solidaridad olímpica”.

El sambo -una especie de variante entre la lucha y el judo- había sido ideado por la Unión Soviética, para integrar a los deportes de combate y las luchas típicas tradicionales de las naciones que la integraban hace 40 años. A diferencia de la lucha grecorromana, se usa una casaca para combatir, y en eso se parece más al judo. Tras haber sido un deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, Venezuela pidió incluir al sambo en los Panamericanos de 1983, ya que vivía un gran apogeo en ese país.

A días de competir, Martinel se cortó en un pie con un clavo mientras se entrenaba, y los médicos de la delegación argentina evaluaron si le aplicaban la vacuna antitetánica: En Caracas, venía muy mal la competencia para Argentina, y yo le dije a los médicos: ´Yo voy a ganar, tengan cuidado con lo que me van a dar” advertía la por entonces joven entusiasta de 19 años. Los dirigentes se burlaban del carácter de la judoca que fue prestada al equipo de lucha, donde se inscribió al sambo. También el doping fue un gran protagonista en esos Juegos, por la cantidad de casos detectados y por los numerosos atletas que desertaron para evitar los controles.

Hace 40 años, el deporte argentino vivía un periodo de transición y reconstrucción. Tras el boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, que la dictadura había determinado por pedido de EE.UU, luego de la ocupación soviética en Afganistán, y la experiencia traumática de la Guerra de Malvinas en 1982, el escenario internacional deportivo se mostraba cada vez más inaccesible para los atletas argentinos.

En agosto de 1983, para los Juegos Panamericanos de Caracas, la Argentina presentó una numerosa delegación de 251 atletas. Como retribución a la solidaridad que Venezuela había demostrado con nuestro país por Malvinas. 

Los venezolanos me felicitaron por haber vencido a la norteamericana (Ginger Lewallen) porque había mucha disputa entre ambos países. Después se aflojaron, cuando le gané a la luchadora de su país (Trina Sosa) y me quedé con la medalla de oro” añora Martinel.

Hace cuatro décadas, Argentina se encaminaba a recuperar la democracia, y dejar atrás el período oscuro que se mantuvo durante la dictadura. Laura Martinel siente que le debe todo a su familia por haber pagado sus viajes, los torneos, y remarca que la falta de apoyo del estado era notoria. El gobierno militar hizo un daño generalizado en el país, y el deporte no zafó para nada de eso”, sostuvo. La actual protesorera del Comité Olímpico Argentino sabía muy bien sobre la situación que se había vivido entre 1976 y 1983: Mi papá trabajaba en YPF, y tuvo que renunciar al momento del golpe. Yo tenía mucho conocimiento de lo que pasaba, no estaba ajena. Escondíamos libros en mi casa y no la pasamos bien en esa época. Para mí el deporte era una pasión y una ilusión de competir”.

Laura Martinel volvería a ganar una medalla de plata en los Panamericanos de La Habana 1991, ya de nuevo en judo, su deporte de siempre, y se daría el gusto de obtener un diploma en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 con la 7° ubicación.Ser olímpica es mi gran orgullo. Forma parte de mi identidad, subraya. 

Aunque también ejerció su trabajo como entrenadora con gran suceso. Condujo a Daniela Krukower cuando fue campeona mundial en Osaka 2003. Se volvió más famosa tras acompañar al costado del tatami a Paula Pareto en la obtención de la medalla de oro olímpica en Río 2016.

Hoy en día es Consejera del Comité Olímpico Argentino. Reconoce que le hubiera gustado contar con alguien como ella, hace 40 años atrás:Todo el tiempo estamos resolviendo cosas. Tratamos de allanarles el camino a los chicos y a las chicas, para que solo se entrenen y compitan. Yo quería ser entrenadora para demostrar que cuando hay alguien que se ocupa de asistir a un deportista que busca crecer, las cosas pueden salir muy bien”.

Pasaron 40 años y el deporte argentino parece haber aprendido la lección. Si bien falta mucho para mejorar, se vuelve gratificante que aquellos deportistas que padecieron el desinterés y la falta de organización del pasado, aporten su granito de arena para seguir haciendo crecer al país.

PASTILLAS

Encuentros con Jordan 

Coincidió con Michael Jordan en los Juegos Panamericanos de Caracas 83, cuando el universitario norteamericano recién asomaba como una promisoria figura. Y nueve años después, se volvieron a encontrar en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, cuando ya era Air Jordan, y conducía al Dream Team. Acercarse a ellos parecía una misión imposible:Eran intocables”.

Martínez

Laura Martinel

A Laura Martinel no le registran la medalla de oro en sambo de los Juegos Panamericanos de Caracas 83. Esto se debe a que en la Memoria de los IX Juegos Deportivos Panamericanos, figura registrada como Laura Martínez, de Argentina.

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