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Varios Deportes

Un año inolvidable

2016 no pasará inadvertido en el deporte argentino. Campeones olímpicos, mundiales, panamericanos, sudamericanos y más. Tanto que no entra en una sola página.

Por Micaela Piserchia
(@micapiserchia)

Se va un año que definitivamente no será uno más. Más allá del condimento de los Juegos Olímpicos, gracias a las puestas por parte de las federaciones internacionales y las difusiones desde los servicios de prensa, las conquistas argentinas quedaron a la vista y a disposición de todos los fanáticos del deportes.

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Entre los logros más resonantes se encuentran, como ya se ha mencionado y festejado, la obtención de la Copa Davis y los tres oros olímpicos (Paula Pareto, Carranza-Lange y Los Leones) con sus respectivas consolidaciones deportivas, que asegura sus argumentos más en la causalidad que en la casualidad. Afortunadamente, éstos no fueron los únicos motivos para celebrar: diplomas olímpicos y conquistas en aquellos deportes que no forman parte del movimiento olímpico son para destacar en igual medida. Porque el deporte, independientemente del premio, también es creer en los procesos; aunque suene trillado. Así se vio en el patín carrera, que de haber tenido dos medallas el Mundial anterior, este año no solamente hubo podios, sino que llegaron al fin los campeonatos mundiales. Los cambios en el Cuerpo Técnico y en la preparación fueron de vital relevancia para que los sueños se hicieran realidad y los deseos mezquinos finalmente quedaran lejos. Ni que hablar de Las Leoncitas y del Futsal, que, de la mano de Diego Giustozzi, creció paso a paso ganando la Copa América, fue segundo en las eliminatorias y culminó con un equipo campeón absoluto en el Mundial, emocionando a todos.

Las entregas de premios son injustas, pues en un año como el que está a punto de terminar sería imposible premiar a alguien en particular. En el caso del handball y el vóley femenino, las chicas se empoderaron y mostraron que su nivel va in crescendo, tomando a su vez un lugar del cual no están dispuestas a bajarse. Las Panteras cerraron un círculo perfecto con la clasificación olímpica: Orduna tomó las riendas y prolijamente hizo y deshizo a su criterio, probando y llevándose alegrías, pero más que nada formando un grupo con hambre y ambición. Lo mismo para el handball, año en que La Garra fue olímpica por primera vez y midió sus cualidades ante verdaderos monstruos del deporte, de los que muchas veces estuvo cerca de superar. En ambos casos comenzaron a surgir las ofertas de emigrar al exterior para sumar experiencia, rodaje y mejorar el nivel. Decisiones difíciles si las hay, pero dado que en Argentina las condiciones no se dan para que el deportista pueda desarrollarse a nivel profesional -al menos en los deportes amateur-,  las partidas terminan efectuándose con el objetivo fijo de evolucionar. En la rama masculina, Los Gladiadores dan pasitos lentos pero certeros, mostrando incremento en el nivel de juego y esperando que en el Mundial de Francia luzcan su mejor versión. Velasco ya firmó para quedarse y prepara Tokio con los experimentados de Río y los pibes que tuvieron un año de lujo en la Sub 21, Sub 23 y la Mayor con conquistas a nivel panamericano y sudamericano.

Tampoco se ha de soslayar a las revelaciones: Delfina Pignatiello, la reina de la pileta, que con solo 16 años hizo historia al meterse en la final del Mundial de Pileta corta en los 800mts. Pero, a no olvidar que su nombre resuena desde los nacionales y sudamericanos de cadetes de este año, por lo que sus actuaciones no son casualidad. Victoria Woodward (atletismo), que rompió el récord de los 100mts, quedará inmortalizada en este 2016. Sebastián Olazarri, el karateca de Vélez Sarsfield, también se sube al tren de las revelaciones después de haber sido campeón sudamericano, panamericano y mundial en su categoría (juvenil). Juliana Borgarucci (pentathlon) es otra de las que se perfila en esta categoría habiendo sido bronce panamericano, campeona mundial en biathle y triathle, campeona nacional y sudamericana. Severo Lima sigue los pasos habiendo sido campeón panamericano y con logros a nivel sudamericano, nacional e internacional. Nicolás Pretto tuvo un año impecable en bochas, también como campeón panamericano en Lima y campeón Mundial en Mónaco. En pesas, Abril De Cándido es la bandera para devolverle al deporte el lugar que le corresponde, habiendo sido bronce y plata en los torneos sudamericanos. Stéfano Luchetti (esgrima) ganó medallas en torneos internacionales de alto calibre y, junto a Agustín Gusmán se colocan en el mote de apuestas fuertes al futuro.

No hay que olvidarse de aquellos consagrados, como las Anabella Mendoz (bicampeona mundial), Giselle Soler (campeona mundial), Belén Pérez Maurice (diez veces campeona nacional), Pilar Geijo (subcampeona mundial); entre las damas y los Facundo Andreasen (subcampeón mundial), Germán Chiaraviglio (diez veces campeón nacional), Lucas Adorno (campeón panamericano), Leandro Romiglio (campeón panamericano), Emiliano Grillo (habilitado a jugar los Majors 2017) y Fernando Belausteguín (campeón mundial) entre los caballeros. Todos ellos juegan un papel fundamental en el deporte nacional gracias a su sacrificio y los resultados de su esfuerzo y reivindican su nivel año tras año.

Quizá los amantes del fútbol se regocijen con las alegrías de los “otros deportes” a causa de las decepciones locales y un fútbol prendido fuego. No obstante, resultadistas y conformistas, abstenerse por favor. Si bien estamos en 2016 y hay entes reguladores en el deporte, hay deportistas que deben pagarse sus viajes, o por el contrario, que entre amigos, conocidos o dirigentes hagan la famosa “vaquita” para que cumplan su sueño de poder viajar a competir por una medalla. ¿Más? Hacer un pozo común para comprar ropa entre los del seleccionado, tener que buscar dónde entrenar porque no hay un lugar que satisfaga la totalidad de las necesidades, depender de resultados para cobrar una beca y sorpresivamente dejar de gozar del beneficio, abonarse las comidas y dividirse para trabajar, estudiar y entrenar… la lista sigue. Sí, no todo es color de rosa en el deporte amateur y el que está adentro lo sabe, lo vive y acepta las condiciones. La lucha por los sponsors es interminable y es un capítulo que se repite: hasta que el Gobierno destine un verdadero fondo y sea equitativo con todos los protagonistas e intente solucionar el problema desde el entendimiento de la importancia del deporte tanto a nivel competitivo como a nivel social, este mismo estará condenado a vivir en el amateurismo con condiciones lamentables y con resultados que podrían ser aun mejor, porque los talentos y ganas de superarse, no faltan.

El taekwondo y el remo, en particular, desnudaron falencias dirigenciales este año que desembocaron en que no hubiera clasificados en el primero (después de haber tenido al campeón olímpico vigente de 2012, Sebastián Crismanich) y solo dos en el segundo. Sin embargo, algunas Federaciones han comenzado con una verdadera inversión pensando en la expansión y el desarrollo del deporte. Con sus pros y sus contras, las instituciones deportivas iniciaron programas y capacitaciones a lo largo de todo el país, llevando a los máximos exponentes a mostrar el deporte que practican para contagiar y sobre todo, captar.

Es el momento de dar el batacazo, que Río, Zagreb y Colombia no hayan emocionado en vano. ¡A crecer!

 

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