La ISU difundió un comunicado en el que especifica que se igualaron las escalas de puntaje de ciertos saltos, hubo nuevas terminologías y también se consideraron los trompos de parejas.
En plena pandemia, la International Skating Union no descansa en pos de generar mayores posibilidades de justicia ante las distintas patinadoras y patinadores que compiten alrededor del mundo.
En este caso, con el sistema rollart ya más que aceitado, la ISU Figure Skating dispuso cambios en la escala de valores de algunos de los saltos: el más significativo tiene que ver con la igualación entre el cuádruple loop, flip y lutz, los tres con distintos valores hasta el momento. De ahora en más, los tres valdrán 11.00.
Para esto se tuvo en cuenta que la dificultad era casi la misma y que tanto en el flip como el lutz, prácticamente el mismo salto, el gesto técnico depende del cuerpo de la patinadora o patinador. Por eso, juzgarlos con diferente puntuación era considerado injusto. En la misma línea se igualaron el triple lutz y el triple flip, ambos en 5.30.
“Si mirás las estadísticas, el cuádruple loop es probablemente el más difícil, pero depende mayormente del cuerpo de la patinadora/patinador, por eso finalmente decidimos darle el mismo valor a los tres saltos”, dijo Fabio Bianchetti, integrante del Comité Técnico de la ISU.
Además se introdujo un nuevo término para los saltos “robados”, es decir aquellos que no llegan a completar la rotación total (justos, en la jerga del patín). Previamente eran identificados como Q (on-a-quarter), en referencia a que les faltaba “un cuarto de vuelta”, y ahora podrán ser “on the quarter”, “under-rotated” or “downgraded”. Estas son penalizaciones aplicadas tanto en el valor de base del salto como también en la parte de ejecución
Tal como este sistema reza, lo principal es buscar la mayor justicia posible entre las patinadoras y patinadores. Cuanto mejor se ejecute, más puntaje será.
Otra de las deducciones modificadas tiene que ver con los trompos en las parejas, en donde se reconfiguraron dificultades en la escala.
Foto: Martín Waichman
