Nosotras, las ultrajadas
La cuenta de instagram “Mujeres que no fueron tapa” publicó las experiencias de distintas mujeres en el deporte, lo que resultó en una lamentable muestra de acosos, machismo y misoginia por doquier.
Por Micaela Piserchia
(@micapiserchia)
Estamos en el siglo XXI, pero pareciera que todavía falta mucho como sociedad para que las mujeres logren definitivamente el lugar que merecen dentro del deporte bajo un marco de igualdad y respeto.
En cercanía con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, la cuenta Mujeres que no fueron tapa invitó a sus seguidoras a contar experiencias que hayan tenido dentro del deporte con el propósito de “hackear” lugares en los que las mujeres todavía no tenemos voz. Y las respuestas fueron terroríficas: desde maltrato y actitudes machistas hasta situaciones de acoso y abuso.
Estos fueron algunos de los mensajes que llegaron. Lo más triste de todo es que seguramente, la mayoría de las mujeres que sufrieron este tipo de situaciones prefirieron hacer silencio y mirar a otro lado. Porque así se manejan estas cosas. Es demasiado peligrosa la mirada varonil ante estas situaciones porque nadie cuida a las chicas puertas adentro: no hace ni falta mencionar la negligencia con la que actúa el sistema judicial para evitar los femicidios. De ahí, transversalmente hacia abajo todo está mal.
Desagradable, asqueroso, patético. Y mil adjetivos más se podrían utilizar para calificar estas prácticas que son más comunes de lo que pensamos, alguna vez todas los sentimos y nos pasó. Solo que no se dicen, solo que ante la normalización preferimos callar o hacer oídos sordos y tener un nuevo comienzo en otro lado porque toda la vida fue así. Hay que animarse a denunciar para terminar de una vez por todas con este sistema cómplice e injusto.
¿Hasta cuándo vamos a permitir este tipo de atropellos hacia nosotras? ¿Cuándo será el momento en el que se nos reconozca como iguales en el deporte y se deje de sexualizar nuestro cuerpo? Algunas de las sensaciones típicas son miedo y vergüenza, lo que no se debería sentir en lo más mínimo por entrar en un vestuario, por tener entrenadores varones ni tampoco por realizar deportes “estereotipados”.
Otro de los testimonios relataba el machismo dentro de un club y las trabas que le colocaban a una mujer para presentar un proyecto: «Vengo trabajando desde hace 5 años en el ámbito de clubes, específicamente en fútbol desde una formación psicoanalítica y por ende contra hegemónica, con todo el costo subjetivo que esto conlleva […] No responder llamadas ni mensajes sobre la propuesta, borrarse por meses […]. En reunión de CD presentando mi proyecto me dijeron “¿vas a entrar al vestuario? no somos responsables de lo que te pase”, en tono de chiste. Y como frutilla del postre contrataron a un psicólogo varón».
La discriminación y la misoginia son moneda corriente en el deporte. Hay pruebas más que fehacientes de que las mujeres son capaces para ocupar cualquier cargo en el deporte, tanto dentro como fuera de las canchas. Encendamos las alarmas para que no suceda más, es importantísimo que desde los medios visibilicemos esta problemática. No tiene que pasar nunca más.
Foto: Martín Waichman para AAD