Facundo Campazzo festejó sus 30 años y la cancha que lo vio picar la pelota por primera vez llevará su nombre: el estadio del club Municipal de Córdoba fue bautizado este domingo, con la presencia de su familia, políticos locales y su referente basquetbolístico, Marcelo Milanesio.
Por Sol D’Amato
No. No hay persona a la que le pueda caer mal Facundo Campazzo. Reza el último newsletter de la prensa del cordobés: «Nunca nadie sabe bien cómo ocurre, pero ocurre. En algún momento indeterminado pasa a ser querido por todos y con influencia real adentro de la cancha».
Y continúa: «Es curioso el fenómeno. Pero irrefutable. Leo Gutiérrez (referente absoluto de Peñarol) declaró alguna vez que sin el joven Campazzo no podían ganar la Liga. Un tiempo más tarde, en un partido icónico frente a Brasil durante los Juegos Olímpicos de Río, Facu le arrimó la pelota a Emanuel Ginóbili para que dirigiera la ofensiva desde el centro de la cancha, y Manu, que venía teniendo un rendimiento modesto, le hizo la seña de que fuera él quien resolviera. Ese fue un traspaso simbólico para la Selección Argentina. Un tiempo más tarde, en la previa de una final de ACB con el Real Madrid, Sergio Llull (historia viva del conjunto merengue) lo abrazó entrando al vestuario y le dijo: ‘Facu, si vos estás bien no hay manera de que perdamos esta serie’».
Es así, Campazzo, único jugador argentino actualmente en la NBA, lleva toda la humildad de los grandes a donde vaya. Desde el Municipal de Córdoba, que desde el 21 de marzo, la cancha lleva su nombre, con el paso por Unión Eléctrica, Peñarol de Mar del Plata, Real Madrid, Murcia, la Selección Argentina y los Denver Nuggets, fue haciéndose un lugar en cada plantel, figura, campeón y hasta elegido el jugador más valioso en varias oportunidades.
Facundo Campazzo cumple 30 años. Desde los 13, no hace otra cosa que tirar al aro la naranja. En entrevistas pasadas ha comentado que esos compañeros que le pasaban o recibían la pelota, hoy son sus amigos y referentes. Habla, en una competencia totalmente sesgada por el ego y la codicia, como es la NBA, de que justamente el egocentrismo no le permitiría ser quien es, que no se permite escuchar sus necesidades personales, que pretende serle útil a su equipo en lo que necesiten y comenta que intenta llevarle ese estilo de juego, y de vida, a sus compañeros dentro y fuera de la cancha.
Mike Malone, su entrenador, se desarma en elogios, y aunque los que conocen poco la interna piensen que juega poco, o no convierte lo suficiente, su equipo Denver Nuggets se encuentra quinto en la conferencia Oeste y con altas chances de entrar a fases finales de competencia, en gran parte, por el aporte defensivo, y la gran generosidad en pases-gol, o asistencias.
El base indiscutido de la Selección Argentina cumple 30 años. Tiene una cancha con su nombre, es admirado por propios y ajenos, cumplió el sueño de muchos, y muchas, que aspiran pisar suelo estadounidense, y, contra todo pronóstico, pese a que desconfiaban de su capacidad por su altura, no deja de correr el tiempo que su entrenador lo pone en la cancha y desafía a rivales de la talla de James o Harden.
Por suerte para todos los argentinos, los Juegos Olímpicos están cerca, con altísimas posibilidades de ser disputados, y con la clasificación producto de ser los subcampeones del mundo asegurada, se podrá contar con este espectacular base entre los cinco que saldrán a buscar una nueva presea, como aquella que en los tiempos dorados de Atenas supo ser dorada de la mano de Ginóbili, Nocioni, Scola, Delfino, Sánchez, Montecchia, etc.
Por suerte, Facundo Campazzo es argentino.
Fotos: Archivo Team Facu – Sol D’Amato
