La rosarina ganó el bronce en los 200 mts T36 tras la descalificación de la alemana Nicoleitzik. Martinez había cruzado la meta en el cuarto lugar, con un tiempo de 30.96. Es su segunda medalla consecutiva en Paralímpicos.
Por Joaquín Finat
(@joacofinat)
Sonríe. Siempre sonríe. En un podio más. Pasó en Río 2016, cuando ganó la medalla dorada y se repitió en Tokio 2020, tras conquistar la de bronce. Yanina Martínez, ya un símbolo del deporte adaptado, es pura alegría.
Se metió en la historia del deporte paralímpico cuando se subió a lo más alto del podio en Río. Ganó la carrera de los 100 metros T36 y así, Argentina, volvió a escuchar su himno después de 20 años. En esos Juegos Paralímpicos, la rosarina quedó cuarta, ahí nomás, del bronce en los 200 metros.
Atrás había quedado esa mala experiencia de Londres 2012, cuando finalizó en el tercer lugar y fue descalificada por obstruir el camino de sus rivales. Su enorme actuación en Río borró ese mal trago.
Ahora, en Tokio, volvió a dejar su huella. No le pesó la presión. Las expectativas de medalla estaban centradas en Yanina Martínez, que no defraudó. Hizo una buena serie y se perfiló como candidata.
Tuvo un excelente arranque en la carrera de los 200 metros T36 y un mejor final, donde se asentó en el tercer puesto. Pero en la recta final, Nicoleitzik la pasó y festejó. Fue un festejo efímero porque los jueces confirmaron que la alemana cometió una infracción y entonces la alegría se mudó. Fue toda de Yanina.