Los meses previos a los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 que se realizaron en Argentina fueron todo un desafío por las condiciones de entrenamiento y más.
Por Romina Miranda
Las medallas son importantes, es verdad. Pero esto no es lo que particularmente más se recuerda de los equipos argentinos de beach handball de Buenos Aires 2018. ¿Por qué?
Los chicos y las chicas generaron una onda expansiva de reconocimiento y difusión del beach handball. Un deporte que en Argentina no era conocido y que las condiciones del terreno donde entrenaban eran pésimas.
Para colmo entre medio de los partidos, las Kamikazes tuvieron que salir a responder los cuestionamientos por el atuendo de juego: un top y un culotte. Y lo sortearon con éxito porque explicaron que se sentían más cómodas para jugar y que no era una cuestión de exhibición.
Ambos equipos albicelestes lograron algo impensado en ese momento porque las tribunas del estadio colmaban en cada partidos y fue de los espectáculos más disfrutados en ese octubre del 2018. Las filas eran eternas y muchísima se quedaba sin su lugar en las gradas. Tal fue así que debieron poner una pantalla gigante en la cercanía del estadio donde obtuvieron las medallas.
El mote de Kamikazes no está puesto porque sí. Las chicas entrenaban en una superficie que desafiaba a cualquiera. La cancha no tenía red y la arena era más bien piedra. Si llovía quedaba todo inundado y cuando había un remate al arco se iba allá a lo lejos. Y claramente que la pelota era otra víctima de estas condiciones. Y de más está aclarar que la cancha de Parque Sarmiento no tenía luz y finalizaban cuando la luz natural decía hasta el próximo día.
Las dos medallas que se obtuvieron en la tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud fueron las primeras en la historia del handball.
Este fue el puntapié para que el beach handball vuelva a estar entre los deportes elegidos por los más jóvenes. La combinación de música, show y arena tuvo un efecto inmediato en el público y en las autoridades deportivas que tomaron nota para darle más lugar de entrenamiento.
Al final, el esfuerzo tiene su recompensa.
Fotos: Peri Soler