Como conmemoración del Día del Deportista Argentino, este es el top 10 de los atletas más representativos del país, según las distinciones personales obtenidas y la marca imborrable que dejaron en la historia albiceleste.
En el mes en el que se celebra el Día del Deportista Argentino (16/11), desde AAD armamos un ranking con las y los deportistas que se destacaron a lo largo de la historia. Lejos de resaltar los logros que ya son conocidos, distinguimos la formación en las instituciones que lxs acompañaron desde la niñez para que hoy lleguen a ser quienes son.
Santiago Lange
De raíces alemanas y francesas, nació en la ciudad de San Isidro, a orillas del Río de la Plata. Y aún más cerca de agua crecería al ser hijo de un marino de la Armada, que a su vez había viajado con el equipo argentino de yachting a los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952. De esta forma, con un legado familiar que se propagaría con los años, el pequeño Lange, de apenas ocho meses de edad, se subió a un bote por primera vez Yacht Club Argentino de San Fernando. De allí nunca más bajó.
Hábil a la hora de leer cómo sopla el viento, con cinco años se animaba a viajar en soledad en un bote chinchorro, siempre detrás de la embarcación familiar. Y es así como el futuro multicampeón y ganador de la medalla de oro en Río 2016, junto a Cecilia Carranza Saroli, con ocho años recibió en Navidad su primer barco de la Clase Optimist, adaptado por sus padres, pero Santiago lo desarmó para darle un toque personal. Los años transcurrieron y, ya con 15 años, se coronó en el Argentino de Optimist en 1976.
Guillermo Vilas
El mejor tenis argentino de la historia por escándalo. Número 1° del mundo y múltiple campeón en una gran variedad de torneos, tenía cinco años cuando su padre le regaló una raqueta Sarina Children, que Guillemo usaba los fines de semana en el Club Náutico de Mar del Plata para pelotear frente a un frontón.
Con 11 años, Felipe Locicero se convirtió en su entrenador, quien determinó largas jornadas de entrenamiento para explotar su don en el tenis. Pocos meses después de entrenar días enteros, ganó la medalla de plata en un torneo interno del Club Náutico. De ahí en más, pudo viajar a Capital Federal para competir en otro nivel. Y qué nivel: entre los 12 y 15 años fue finalista del Campeonato Argentino de Infantiles, Campeón Argentino y Sudamericano de Menores en dobles. En 1967 se asentó en la capital para entrenar en el Buenos Aires Lawn Tennis y jugar el torneo Interclubes. Con 18 años se convirtió en el número uno de Argentina, camino a ser uno de los mejores de la historia.
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Adolfo Cambiasso
Amate de los caballos, la familia Cambiasso fue la encargada de edificar La Martina Polo Ranch, en la localidad de Vicente Casares (Partido de Cañuelas), donde comenzó a forjarse el mejor polista argentino y del mundo. Aficionado también del tenis, golf y windsurf, el deporte ecuestre eclipsaba todo lo demás. Alentado por sus hermanos maternos, el polo comenzó a formar parte de su vida diaria tras la Copa Potrillos de 1983, cuando tenía ocho años. Tres años después, ganó la Copa Bartolomé Mitre junto a su padre homónimo, su hermano, Marcial Socas y Horacio Heguy.
A los 12 años alcanzó el hándicap de dos goles. Años más tarde, representando al equipo de La Martina (en honor a su madre y su estancia familiar) ganó la Copa República Argentina. A raíz de ello, con su hándicap aumentado con el correr del tiempo y con la enorme experiencia ganada jugando para Ellerstina, en 1997, emulando a sus padres, fundó el equipo La Dolfina, futuro patrón de Palermo, Tortugas y Hurlingham.
Roberto De Vicenzo
Haber ganado 230 torneos de golf a lo largo de una vida no es una hazaña para cualquiera, y más si aquel deportista se convierte en uno de los sostenes de la familia con apenas 10 años, para ayudar a sus siete hermanos. A los nueve se inició como caddie en un club de Villa Ballester y en 1933 jugó su primer torneo de golf. Posteriormente, ingresó en el Ranelagh Golf Club de Berazategui, localidad en la que residió desde entonces.
Con otra mentalidad a causa del fallecimiento su madre a temprana edad se presentó en el Abierto de la República con solo 15 años. Jugó con palos prestados, zapatillas de goma e indumentaria poco convencional. No pasó el corte clasificatorio, pero tras cumplir con su servicio en la Marina, fue contratado por Jockey Club.
Un año antes había ingresado en el Ranelagh Golf Club, donde fue profesional hasta 1944, año en que lo citaron para el Servicio Militar en la Marina. A su regreso lo contrató el luego el Golf Club Argentino y finalmente se desempeñó en el Rosario Golf Club, donde se adjudicó su primer torneo a los 19 años, el Abierto del Litoral de 1942. Los constantes éxitos se repetirían hasta su retiro décadas más tarde.
Paula Pareto, una de las infaltables en el Día del Deportista Argentino
La más joven del top 10 y vigente campeona olímpica y con un título mundial en su haber. Criada en el Club San Fernando, comenzó a practicar judo junto con su hermano a instancias de su padre, que los inculcó en una disciplina que promueve la defensa personal.
Con un don especial, se cambió a Estudiantes de La Plata por el apoyo económico para ir a competir a torneos nacionales, además de que era el club donde trabajan el aquel entonces entrenador de la Selección Argentina mayor.
La epopeya desde San Fernando hasta La Plata no impidió sacar lo mejor de la Peque: tres horas de ida, entre tren y colectivo. Dos horas de entrenamiento por la tarde y las noches las pasaba en la casa de una amiga. A la mañana le seguían otras dos horas en el tatami y de nuevo tres horas de viaje para volver a casa.
Con este periplo, la traumatóloga viajó por el mundo, entre Grand Prix, Mundiales y Juegos Olímpicos y Panamericanos, con la obtención de medallas en cada uno de ellos.
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Emanuel Ginóbili
Un arduo competitivo desde la infancia, es nieto de uno de los fundadores del club Bahiense Junior, que luego se fusionó con Deportivo Norte y dio nacimiento a Bahiense del Norte, donde se formaron Leandro, Sebastián y Emanuel.
Temperamental y exigente, siempre quería superar a sus hermanos en todo, desde las calificaciones escolares hasta su rendimiento en las canchas de básquet. El Narigón, como lo conocían en el barrio, se exigía asimismo para explotar todo su potencial y pegar el estirón definitivo. En 1995 se trasladó a La Rioja para jugar en el Club Andino para debutar en la Liga Nacional de Básquet, donde fue nombrado el Mejor Debutante de la LNB. Al año siguiente, retornó a su ciudad natal para jugar en el Club Estudiantes. Luego viajó a Italia para vestir la camiseta del Viola Reggio Calabria y en 1999 los San Antonio Spurs pusieron sus ojos en él. No es necesario contar qué sucedió después.
Alberto Demiddi
Apasionado por el agua desde la cuna, Demiddi nació Capital Federal, pero llegó de muy pequeño a Rosario y su destino parecía estar sellado en algún deporte acuático. Su padre, un profesor de natación en el Club Atlético Newell’s Old Boys que había aprendido a nadar en el río Tíber, comenzó a entrenarlo en el natatorio de la Lepra.
Bajo la bandera rojinegra, Demiddi fue campeón de natación en dos ocasiones en los 400 metros, al mismo tiempo que Luis Alberto Nicolao se llevaba todas las miradas. Sin embargo, su carrera como nadador terminó en poco tiempo, luego de que su padre lo sorprendiera fumando.
Fue entonces cuando, en su último año de secundaria, el presidente del club Regatas Rosario le pidió a su padre que se probara en remo. A partir de allí, quedó encantado y representó al club de esa ciudad dedicándose en el single scull, hasta convertirse en doble medallista olímpico. En 1974 abandonó el remo para destacarse como entrenador del Club Regatas La Marina en Tigre.
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Juan Manuel Fangio
Ídolo nacional y uno de los próceres del automovilismo –deporte que junto al fútbol y el boxeo generan más euforia en los argentinos–, con apenas nueve años comenzó a trabajar para colaborar con la economía de la familia en una herrería donde refaccionaba los carruajes de Balcarce.
Al tiempo que estudiaba, trabajó en una concesionaria, donde aprendió a manejar y reparar maquinarias agrícolas, además de descubrir su verdadera pasión. Pasaron varias carreras amateurs y un servicio militar obligatorio para que, por fin, Fangio pudiera instalar un taller mecánico y estar rodeado de autos todo el día.
Su debut oficial como piloto fue el 27 de marzo de 1938, en un circuito de Necochea con un Ford V8. Finalizó en la segunda serie tras marcar el quinto tiempo en clasificación.
De allí pasó al Turismo Carretera y pegó el salto para ser reconocido por todo el país. Varias victorias lo llevaron en Europa, donde ganó una buena cantidad de carreras antes de debutar en la Fórmula 1, y ganar cinco campeonatos mundiales y estampar su nombre en la historia argentina.
Luciana Aymar
Mundialmente conocida como una de las mejores de la historia en su deporte –quizá la mejor–, Lucha jugó gran parte de su carrera en equipos de Argentina. Inició en el Club Atlético Fisherton de Rosario, su ciudad natal, a los siete años. Tras sumar experiencia en Jockey Club de Rosario, Quilmes Atlético Club y GEBA, además de ser un estandarte de Las Leonas subcampeonas en Sídney 2000 y posteriores preseas olímpicas, los premios individuales caían como hojas en otoño. Halagos y reconocimientos por parte de sus pares nacionales e internacionales la llevaron a consagrarse como la mejor del mundo en ocho ocasiones, siendo una de las figuras clave a la hora de llevar la bandera Argentina a lo más alto de cada podio y potenciar una nueva generaciones de jugadores y jugadoras de hockey sobre césped.
Diego Maradona
No hay nada que no se haya escrito o dicho sobre El Diego. Se crio en Villa Fiorito y, gracias a un talento sobrenatural, llegó a Argentinos Juniors. El resto es historia pura.
Aclaración: el orden de los puestos está realizado al azar. Y sí, Gabi Sabatini también está en este TOP 10.