Bautista Saubidet Birkner realizó un recorrido por su carrera donde rememoró la dorada de Lima 2019 y su primera experiencia olímpica como adulto.
De familia de navegantes y como dice él, con su viejo, como acompañante. Así cuenta sus anécdotas de sus 24 años y con más de una década dentro del deporte.
Bautista Saubidet Birkner dialogó en Instagram Live con Tobalkites y se refirió a su carrera desde apenas 11 años hasta la actualidad.
“No sé cuanta gente tendrá la suerte de navegar con su viejo al lado. Que no te saca un metro más allá de tener más de cincuenta y pico”, expresó Bautista.
La alimentación es un punto muy importante en la vida de un deportista y sobre ello dijo: “Siempre trato de comer lo mejor posible. Antes de Río no comía gluten, era muy exigente. Después me di cuenta que no era necesario tanta exigencia”.
Y luego pasó a su comienzo desde pequeño: “Arranqué a los 11. Empecé a navegar ese fin de año en Perú. A los 13 empecé a correr más por Argentina y a los 14 fui en mi primer Mundial a Francia”.
Con trabajo, los resultados se fueron dando poco a poco: “Pasamos de ser pocos acá a 200 allá, donde quedé quedé 15 de 30. Ahí clasifiqué a los Juegos Olímpicos Juveniles de Singapur, cuando tenia 15. Quedé séptimo, no lo podía creer. De ahí volví a casa y me puse a entrenar a fondo, navegaba un montón con Fran (su hermano)”.
“En el 2011 fui a otro mundial y quedé 11. Fui al europeo a fin de año y quedé tercero. En el 2013 gané el europeo y quedé tercero en mi último Mundial Juvenil”, continuó su relato.
“Después pase al senior, me subí a la 95 que ahí es lo complicado. Estás compitiendo contra todo el mundo de todas las edades. Entré en todas de mitad de flota de oro, varias copas del mundo y fui octavo en una final del mundo en Abu Dhabi”, el camino poco a poco se iba forjando.
Llegó el momento de ser competidor olímpico y desde muy chico lo logró: “En 2016 fueron los Juegos Olímpicos de Río, en mayores. Tenía 20 años, era uno de los más jóvenes de todas la flota. De 40 quedé 20, la pasé muy bien”.
La carrera de un deportista tiene sus altibajos, porque las cosas no salen bien o porque no se pudo tener una buena preparación: “Me acuerdo de llorar mucho porque siempre quise ser el mejor. Hay veces que no es el momento o no te preparaste bien. En el Mundial de Taiwan quedé 11. Llamé a mamá y le dije que no quería navegar más. A las dos semanas, me puse a entrenar el doble y al año siguiente gané europeo y fui tercero en el mundial”.
Esto deja una enseñanza para los más jóvenes o aquellos que recién empiezan porque siempre van a surgir contratiempos, lo importante es tomarse el tiempo para pensar y decidir qué es lo mejor para uno.
Llegó un momento clave en su carrera cuando terminaba el colegio secundario y debía decidir qué estudiar, pero había un evento muy importante en el 2016.
“Terminé el colegio y papa me dijo qué vas a estudiar y yo le dije que quería ir a las olimpiadas. Me dijo que para eso había que entrenar mucho, estaba en el ultimo año del colegio. Hasta ese momento el mejor era Mariano Reutemann y yo no le había ganado nunca. En el 2014 y 2015 recorrí el mundo. En la última regata en Miami me largué a llorar, no podía mas de la emoción. Había clasificado a los JJOO y había viajado a Nueva Zelanda con Dorian y Keeran”.
Uno de sus momentos más importantes en la carrera fue los Juegos Paramericanos de Lima 2019.
“Ya sabía que iba a ganar en los Panamericanos porque tenia toda la energía puesta en eso. En Buzios gané 11 de 12 regatas. Los tipos no podían creer porque estaba volando. De ahí me fui a Paracas y navegábamos todos los días. Todo terminó tan bien que gané un dia antes de la Medal Race”.
Más allá de todo el triunfo hubo una anécdota que recordó debido a que solo podían tener tres botes en el agua pero el papá estaba en otro, por lo que eran cuatro.
“40 minutos antes viene papá y me dice que tenia que ir al Jury Room. Me sientan y me dicen de la protesta. Le digo que me tengo que ir al agua, había sonado la corneta. Viene el viejo corriendo y me dice ya está. Me metí al agua solo, sin el bote y tenía que meterle tres puntos al yankee para ganar. Quedé cuarto y ya había ganado. Corro a abrazarlo al viejo que no entendía nada porque estaba viendo con binoculares como a 100 metros”.
“El windsurf me enseñó todo lo de la perseverancia, la dedicación, ser consciente y agradecido de las cosas. Competir afuera y conocer el mundo. Mis mejores amigos son del exterior. Cuando uno hace un deporte muy exigente, tiene que dejar cosas de lado. Tenes que cuidarte, ir a dormir temprano, te enseña a ser mejor”, cerró Bautista Saubidet Birkner.