Enrique Plantey: “todo lo que haga en estos dos años va a ser fundamental para conseguir una medalla”
El esquiador argentino dialogó en exclusiva con Argentina Amateur Deporte sobre su activo invierno fuera de las pistas en el hemisferio sur y sus expectativas de cara al inicio de su temporada 2023/2024.
Por: Facundo Osa
Enrique Plantey es el deportista de invierno más exitoso de la historia argentina. El neuquino representó al país en tres Juegos Paralímpicos (Sochi 2014, Pyeongchang 2018 y Beijing 2022) y registra las mejores actuaciones individuales en cualquier Juego de mayores, Olímpico o Paralímpico, con sus diplomas obtenidos el año pasado (4° en el Slalom Gigante y 8° en el Súper Gigante) y también registró dos Top 10 en el Mundial de Para Deportes de Nieve de 2022 en Lillehammer (7° en el Slalom y 8° en el Súper Gigante).
Esta temporada baja fue atípica para él. Acarreando las consecuencias de una operación tardía de una lesión que acarreaba en el hombro, no pudo participar de las competencias sudamericanas en el invierno del hemisferio sur, lo que le dio más tiempo para dedicarse a su empresa de movilidad (3pi Mobility), a su trabajo en el Consejo de la Magistratura y hasta le permitió asistir al Congreso de la Nación para recibir una distinción impulsada por las diputadas nacionales Tanya Bertoldi y Natalia Souto.
-Esta temporada baja e inicio de temporada sudamericana fue más movida respecto a años anteriores con las novedades de tu emprendimiento (3pi Mobility) y tu distinción en el Congreso.
-Sí bastante. La verdad es que fue un año muy movido en lo personal. Le metimos muchas pilas porque no me quedó otra a cosas más personales como 3pi Mobility y a mí mismo. Tuve una lesión en Europa en febrero que fui pateando lo más que pude para no operarme, pero terminé operándome igual. Por un conjunto de malas decisiones que fui tomando me operé tarde y me perdí gran parte de la temporada de invierno en Sudamérica. Empecé a esquiar recién en septiembre, así que casi todo el invierno fue de recuperación. Por eso le metí muchas pilas a cosas que tenía un poco relegadas. Un invierno un poco distinto para mí, pero le pude sacar fruto para hacer productiva la vida.
-Si no hubieses tenido esa lesión, ¿qué tanto tiempo hubieses tenido para todo lo otro?
-La verdad que mucho menos. Fuera de lo que es el esquí tengo 3pi Mobility, trabajo en el Consejo de la Magistratura y tengo una consultoría de accesibilidad, con la que intentamos intervenir muchos espacios de la vida cotidiana para que sean accesibles. Estoy impulsando una ley de accesibilidad a las playas con rampas de plástico reciclado que lleguen al mar en todas las playas. Son cosas que en lo personal a mí me gustan hacer, que me hacen bien, pero que no le puedo dedicar mucho tiempo cuando me voy a entrenar y cuando estoy en la nieve.
-Siempre decís que en Norteamérica la accesibilidad es impresionante y que en Europa están más atrasados, ¿cómo ves la cuestión de la accesibilidad en los centros de Argentina para los deportistas?
-En Europa es bastante variado. Es parecido a lo que es Argentina porque tenés tantos centros de esquí que hay algunos que son muy inaccesibles y hay otros que son accesibles al 100%. Le dan mucha menos bola que la que le da Estados Unidos. Estados Unidos es un paraíso para esto, trabajan mucho la accesibilidad, le dan bola y cumplen. En Europa te encontrás con centros donde para acceder solo tenés escaleras, pero tenés opciones en otras partes con vías de escape para acceder.
Yo soy neuquino y estoy mucho en Chapelco. Yo veía al centro muy receptivo con el esquí adaptado, pero muy mal con la accesibilidad. Cosas que estaban mal desde un principio que ahora están mucho peor por malas decisiones. Del arco de entrada de Chapelco hasta la góndola es un camino de 25 metros en subida y de tierra. Para evitar que se haga barro cuando llueve o se empieza a derretir la nieve pusieron piedras que te traban y te hacen todo más difícil. No lo pensaron. Este año empezamos con los instructores de esquí adaptado de Chapelco en un proyecto para ponerlo a punto con cosas fáciles. Góndolas con mayor accesibilidad, baños mejor puestos y cosas básicas. Nos juntamos con el dueño, que muy lejos de ponerte peros te escucha, se prende y se sumó al proyecto con nosotros. Ahora arrancamos con todas las obras para hacerlo más accesible de lo que es. Ahora está difícil. Tiene piedras y escaleras. Ya la nieve es difícil de transitar, imagínate cuando te ponen más palos.
-Ganas sobraban, faltaba asesoría
-Claro. Porque no es cuestión de plata. Vas a Bariloche que tiene otra estructura y tiene accesibilidad. En Castor, que tuvo que recibir un evento dos años atrás y era muy inaccesible y eso pasa mucho. Recibieron el InterSki, que es un evento donde vienen todos los entrenadores de esquí del mundo, y la organización les pidió cambiar un montón de cosas. Y entre eso ligamos nosotros porque pidieron baños para personas con discapacidad y entonces Castor quedo súper accesible. En Castor la base está al nivel del mar, entonces no tenés que subir nada. Entrás a la confitería que está en la base, hacés el evento y de ahí te vas a esquiar. Por eso a Argentina la veo como Europa. Los grandes centros con gran infraestructura sí tienen, pero los chiquitos no tienen una rampa ni por asomo porque no hay gente que esquíe. Pero se te hace una pelota porque la gente no esquía capaz porque no tiene la infraestructura.
-Desde el año pasado venís avisando que Cortina va a ser tu último Juego Olímpico. ¿Cómo ves la base de chicos que se viene para el futuro?
Yo el año que viene tengo pensado irme a vivir a San Martín de los Andes. Estoy hablando con la gente del Ministerio de Deportes de Neuquén porque quiero desarrollar el esquí adaptado desde un cargo que me dé más posibilidades de hacer cosas. También con FASA. A mí lo que realmente me gustaría es desarrollar el deporte. Es un deporte que hay mucha gente que quiere practicarlo, me preguntan y yo les allano el camino para llegar a la nieve. Pero hay un momento en el que se suben a la silla que tienen que empezar a pagar. Y es un deporte muy caro porque a diferencia de la gente que camina cuando se le acaba la clase tiene que dejar la silla ahí y las clases particulares son muy caras. Ahí está el gran cuello de botella.
Hay que hacer una base mucho más grande en donde la gente tenga la posibilidad de aprender el deporte y después pensar en un desarrollo. Hay chicos más jóvenes que tienen nivel, pero les falta todavía para poder llegar a competir a nivel internacional. Pero se puede. Con organización, logística y camps más largos de 15-20 días en Argentina y algunos días en las competencias de iniciación de Europa podemos sacar para 2030 uno o dos más.
-Una pregunta que le hago a todos los esquiadores. ¿Se puede llegar a construir un sentido de selección nacional en un deporte donde solo te ves una sola vez al año?
-Lo que yo siento, es que independientemente de cuántos compañeros tengas al lado, una vez que te ponés una camperita con la bandera argentina uno ya es selección. Nosotros somos muy patriotas, sobre todo cuando estamos afuera. Tenemos un sentimiento muy fuerte y nos gusta dejar en alto a nuestro país. Una sola vez tuve compañero en silla y fue la única vez que pude tener un par, hacer las giras, estar todo el tiempo con él e ir al gimnasio. Si no, somos Mati (O´Reilly) o el entrenador que tenga y yo con algún acompañante que vaya con nosotros.
Hoy lo que formó FASA y que fue súper ejemplificador es que nos permitió entrenar en conjunto con el equipo olímpico. La verdad que fue un montón porque nos suma a los dos, en la parte económica optimizando recursos, tanto a ellos y a nosotros como equipo nos viene bien. Hay cosas extra al deporte que suman un montón. Los chicos me ven a mí y ven una persona que entrenaba a la par de ellos y capaz en sus cabezas pensaban que yo iba a tener un montón de limitaciones. En la nieve lo mismo. Y a mí me suma en el hecho de estar acompañado y medirme con ellos. Si bien no vamos a hacer los mismos tiempos, yo me puedo medir a la par. Fue realmente muy bueno. Sacar esta limitación mental del medio y hacer un solo equipo se sintió y por eso lo seguimos haciendo. A veces no coincidimos, pero en general se busca eso. Si estamos todo en Italia tratamos de estar aunque sea 20 días y después salimos cada uno para su gira.
Es un deporte individual, claramente. Es un deporte en el que uno intenta hacer lo mejor para uno mismo y cómo repercute eso para Argentina. Pero creo que hay una competencia donde vos dejás de ser Enrique Plantey y pasás a ser Argentina. Y esa es los Juegos Paralímpicos u Olímpicos. Es la única gran competencia donde dejás de ser una persona para ser un país. Eso es lo que yo sentí. O los Mundiales también, donde sos una bandera. Me tocó estar el anteaño pasado con Nico (Lima) en Lillehammer, donde fuimos a correr el Mundial en Noruega, y yo lo iba a alentar a él y él a mí. Y por más que eran deportes distintos, era todo Argentina. En las otras carreras sí me pasa que estamos vestidos de Argentina, pero los que estamos corriendo somos yo y mi entrenador. Yo los veo a los de Holanda por ejemplo y ellos son un equipo. Nosotros somos nosotros dos nomás.
-¿Cómo ves la mentalidad argentina respecto a la inclusión de las personas con discapacidad?
-A mí me pasa mucho que ahora me están invitando a dar muchas charlas y casi toda la temática sobre la que terminamos hablando es esta, la inclusión. Ahora voy a dar una charla con McDonald´s, hace poco estuve en el Ojo de Iberoamérica. Charlas para grandes organizaciones que intentan ocuparse de este tema que por muchos años estuvo olvidado, donde la gente ni se preguntaba qué era la inclusión ni buscaba incluir a los grupos minoritarios. Esto es una sensación propia: nosotros somos personas que cuando sale algo, lo intentamos incorporar. A mí me pasaba de chiquito que veía una persona en silla de ruedas, si la veía porque el discapacitado sale muy poco a la calle, y veía una limitación enorme. Como sociedad mal aprendimos cosas que nunca nos enseñaron, nunca nos cuestionamos nada respecto a que una discapacidad es una limitación. Al Enrique de 11 años algo le hizo creer que estar en una silla de ruedas era estar condenado a una cruz que iba a tener que cargar durante toda mi vida en el caso de que me pasara algo como lo que me pasó.
Mi mamá nunca me expresó que una discapacidad era así, que era limitante. Pero yo lo creía y nunca te lo cuestionás. En Argentina las cosas van cambiando y respecto a hace un tiempo estamos mejor. Yo me tomaba mucho el 60 y el único que estaba adaptado tenía que esperarlo por dos horas a que pasara por mi casa. Por eso en ese momento a las personas con discapacidad no las veías mucho por la calle. Vos vas a Europa y decís “qué cantidad de personas discapacitadas tienen los españoles”, pero la realidad es que tienen tan fácil el acceso que se mueven en su vida cotidiana mucho mejor de lo que pasa en Argentina. Mirás los índices de discapacidad y no tienen muchos más discapacitados que nosotros. Pero bueno, las cosas en Argentina están cambiando y se están preocupando por cambiarlas. En Argentina la Ley de Discapacidad es muy fuerte y ayuda a esto. Fuerza la máquina para que se equilibre todo. En este momento las personas con discapacidad tenemos “súper poderes” que para entrar a trabajar contamos con un cupo, libre acceso a un montón de lugares, transporte gratis. La gente que tiene una discapacidad no tiene excusa. Chicos, salgan a la calle para equilibrar todo lo que en su momento no se pensaba que se podía hacer. Si yo me comparo con Chile o Uruguay, tenemos un montón de cosas a favor. Las obras sociales cubren las/los descartables y las cosas ortopédicas al 100% y afuera nos envidian por eso. Creo que estamos en camino a que la discapacidad cada vez sea más común en Argentina.
-En la última temporada Mati O´Reilly dijo que iban a entrenar el Slalom Gigante y el Descenso porque eran las competencias en las que más ibas a participar. En el Gigante vino el 4° puesto de Beijing y buenos resultados en las últimas Copas del Mundo. ¿En cuál de las tres disciplinas sentís que tenés más chances a la hora de preparar una competencia?
-Yo siento que la disciplina en la que más me siento seguro porque la entrené toda mi vida es el Slalom Gigante. Si fuera por Mati me manda a la pista más empinada con los esquíes más largos y más duros y me manda a tirarme de cabeza abajo (Descenso). Al principio no estaba tan acostumbrado a las pruebas de velocidad, sino más a las técnicas y hoy con toda su confianza y la forma en la que lleva todos los entrenamientos, me llevó a pensar que las pruebas en las que más voy a rendir son las de velocidad (Súper Gigante y Descenso). El Descenso todavía me cuesta acostumbrarme. Son disciplinas para personas de mi edad y con experiencia porque vas a fondo, tenés que estar muy seguro de lo que estás haciendo y son disciplinas en las que no podés dudar. Son dos minutos en los que confiás en todo lo que sabés y lo que hiciste para llegar abajo sin que te pase nada.
Por estadística, es más fácil llegar a una medalla en las pruebas de velocidad que en las pruebas técnicas. En Slalom Gigante se anotan todos, y todos se sienten preparados porque es la que todos entrenamos con el Slalom porque son mucho más fáciles de entrenar. En las de velocidad tenés a los que las entrenan menos los que no se animan y prefieren no correrlas, sobre todo el Descenso. Por eso tenés más chances de sacar cosas. En el Súper Gigante me siento cada vez más confiado. Siento que estoy andando bien, estoy encontrando esa sensación de dejar deslizar los esquíes, de apoyar el canto, de angular, de dejar correr. Lo estoy encontrando y lo estoy haciendo de forma más natural. En las Copas de Europa estoy ahí nomás, ya he ganado medallas. Y en Copas del Mundo me quedó ahí, cuarto o quinto. Vengo con la linda sensación de lo que fue Beijing que me salieron las cosas bien y me quedé con la sensación del diploma del Slalom Gigante. A mí lo que me pasó en Corea es que me caí en la primera, me caí en la segunda, me caí en la tercera y eso repercute. No te queda cómo para la próxima meta que es correr y pensar que no te podés caer. Una vez que ya cumplís con algo, vas a la próxima carrera mentalmente más liberado, con el objetivo cumplido. Te podés caer en las tres, pero ya tenés el diploma en una carrera temprana. Me caí en el Descenso, pero después vino a los dos días el Súper Gigante ya liberado. Estos dos años, a partir de ahora va a ser fundamental todo lo que haga para conseguir una medalla. Tenemos que planear estratégicamente y pensar muy bien lo que vamos a buscar. Si vamos a ir por el Slalom, el Gigante o las pruebas de velocidad.
-¿Se puede aspirar solo a una medalla en Cortina entonces o nos podemos ilusionar con más de una?
-A ver, esto lo digo yo, pero lo decide Mati. Yo voy ciego atrás de él porque tiene una mirada muy clara. En lo personal, siento que si le apuntamos a una sola, estamos arriesgando mucho. Nadie apunta a una sola, todos abren el abanico donde tienen una fuerte. Cuando llegué a Beijing yo sentía que el Gigante era mi fuerte, pero sabía que en las otras estaba andando. En el Slalom venía para atrás, no me salían las cosas, de la cabeza venía trabado y en los entrenamientos no podía terminar los trazados. Después me subía al Gigante y fluía, fue hermoso. Me encantaba cómo andaba en el Gigante. Y me salió. Pero imagínate si me caía en el Gigante, que me podía pasar porque pasa, me quedaba sin chances de nada. Siento que se puede ocupar mucha más energía en una disciplina y en las otras, que las tenés más aceitadas, relajar. Mati, por lo que me dice, quiere apuntar a las de velocidad así que creo que en algún momento nos vamos a poner los esquíes largos y vamos a empezar a bajar para molestar a los europeos.
-¿Cada cuánto te acordás que tenés la mejor actuación individual argentina en cualquier Juego de Invierno?
-Bastante porque tengo los diplomas colgados acá. No me es un detalle menor. En el momento cuando lo vivimos fue muy muy lindo. Me lo recuerdan bastante cuando me hacen notas y vuelve toda la emoción y lo que vivimos ahí. Son cosas que no te las saca nadie. Son objetivos cumplidos. A mi me encanta poder cumplir objetivos. Cuando me vine de Corea, me vine súper decepcionado. Me costó digerir esa parte porque estuve un montón de tiempo entrenando, sentí que estaba preparado y las cosas no salieron. Pero no dejó de ser un aprendizaje enorme. No sabía qué hacer, si dejar el esquí o tomarme un tiempo y la verdad que la revancha de volver, llegar y lograrlo fue muy lindo. Me lo recuerdo mucho. Ahora con la distinción del Congreso salió de nuevo y en Neuquén armó un revuelo importante.
-¿Cómo nació eso?
-A mí me lo comunicaron dos semanas antes. Me dijeron que me habían propuesto para distinguirme en el Congreso. Tanya (Bertoldi), ella es neuquina y fue la que me impulsó para la distinción. Y sé que esas cosas sirven un montón porque traen desarrollo, traen plata, traen exposición, traen sponsors, traen atención. El Gobierno te acompaña. Nosotros sin el ENARD no vamos ni a la esquina. Nosotros lo tenemos que devolver en algún punto. Cuando te llaman, cuando te quieren distinguir nosotros estamos.
-¿Cómo sigue tu temporada ahora?
-Con el tema de la lesión, me pasó que me debilité un montón. Mati me pidió mucho entrenamiento de gimnasio, así que ahora estoy entrenando metiéndole mucho a la parte física para llegar a Europa. Vamos a arrancar el 4 de enero en Andorra por un mes y mi primera carrera es una Copa del Mundo en Cortina con pruebas de velocidad, 3 Súper Gigantes y un Slalom. Después nos quedamos en Italia entrenando y seguimos la gira. Hay dos motivos por los que planteamos la temporada de esa manera: el primero es el físico, y después ninguno de los dos tenemos la doble ciudadanía así que no podemos estar más de tres meses. Nosotros queríamos estar hasta fin de temporada y no tener que volvernos antes por los tres meses. Le podemos meter derecho así.
-¿Ya tenés experiencia en Cortina?
-Sí. Nunca había entrenado ni corrido ni entrenado en una pista previa de un Juego. El año pasado estuvimos que se corrieron dos Gigantes y dos Slaloms en Copas del Mundo. Espectacular. El lugar es hermoso, la pista es divina, icónica. Vamos a ir a un Súper Gigante que es entre dos piedras enormes y vos pasás a fondo saltando. Está muy bueno el lugar y la organización también. La verdad que los italianos lo hicieron muy bien, es un centro muy top allá. La primera experiencia ahí fue re linda. Estuvimos casi una semana. Nos dio una gran posibilidad y fueron todos los equipos. Ahora van a ir todos de nuevo porque nadie quiere perder pisada ni perderse ningún detalle de la pista.
-¿Algún mensaje con el que quieras cerrar?
-Me gustaría agradecerle al ENARD, que ojalá siga por siempre que es una ayuda para todos los que estamos todo el día en la nieve, a la Federación, a mi familia obviamente, a mi novia y a toda la gente que está atenta. Hay mucha gente que me encuentro cuando entreno acá y pienso en los que me ayudan en el centro de elevación, a todos los que trabajan en el hotel que paro siempre, hay muchos amigos que me dio la montaña. Todas las cosas a las que pude aspirar yo, fueron gracias a toda esa gente. A la persona que me empuja todos los días desde el auto hasta el centro y nunca les agradezco públicamente. Son parte de mi camino, desde grandes cosas hasta las más pequeñas.
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