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Saint Louis 1904: supremacía norteamericana y segregación racial

Fuera de Europa, la tercera ceremonia de los Juegos Olímpicos tuvo más aspectos negativos que positivos, como su incorporación a la Feria Mundial, la enorme cantidad de atletas de origen estadounidense y la presentación de los Días Antropológicos.

Como en París 1900, los primeros Juegos Olímpicos fuera del Viejo Continente se caracterizaron por la pésima organización por parte del país anfitrión.
La ciudad de Chicago había sido la elegida para ser la sede original, pero ante coincidencia con la Feria Mundial de Saint Louis, el Comité Olímpico Internacional debió intervenir con una mediación, al tiempo que la decisión definitiva sobre la sede la tomó el presidente norteamericano, Theodore Roosevelt.

Como consecuencia, la competencia pasó a formar parte de la Exposición Universal de 1904, lo que derivó en que la duración del torneo sea de más de cuatro meses (del 1º de julio al 23 de noviembre).

Uno de los hechos más bochornosos fue la incorporación de los denominados “Días Antropológicos”, los cuales consistían en exhibir ante los espectadores a personas integrantes a diversas etnias como símbolo de inferioridad, en eventos paralelos sin registro oficial. Se desarrollaron dos jornadas de puro racismo, en donde se obligó a aquellos que los estadounidenses consideraban seres primitivos, como africanos, indios, moros, sirios o pigmeos, a ser tratados como animales, a tal punto de que los mismos fueron colocados en jaulas separadas por barrotes o cercas de los espectadores locales, y obligados a participar en pruebas como disparar flechas con arcos o trepar un árbol en el menor tiempo posible. Una lamentable parodia de los Juegos con el único fin de demostrar la supuesta superioridad física y moral de la cultura angloamericana.

Supremacía Yanqui:

Otro de los aspectos negativos que tuvieron estos Juegos fue la excesiva participación de deportistas locales y la escasa de extranjeros. La distancia entre Europa y América fue un factor fundamental a la hora de la participación de atletas de otros países: de los 94 eventos que entregaban medallas, solo 42 incluyeron atletas que no eran estadounidenses. Tal es así que, de las 96 preseas doradas en juego, Estados Unidos ganó 75. De los 651 participantes, solamente el 10% eran foráneos, los cuales habían viajado a dicho país meses antes como inmigrantes ilegales.

Respecto a los deportes participantes, el boxeo, la lucha y el básquetbol fueron incluidos en como disciplinas olímpicas. Este último, junto al fútbol americano y baseball, se disputados como deportes de demostración. Se incorporaron disciplinas extrañas como el sexatlón, que incluía tres pruebas de gimnasia y tres de atletismo.

Los dos grandes aspectos positivos fueron la participación de atletas africanos (dos en la maratón) y la incorporación de la costumbre de entregar medallas de oro, plata y bronce a los tres mejores deportistas por deporte.

El participante más destacado fue el obviamente estadounidense George Eyser, que obtuvo seis preseas en gimnasia: oro en escalada de cuerda, salto de caballete y barras paralelas, plata en caballete con anillas y ejercicios combinados y bronce en barra horizontal. Eyser, amputado de una pierna a causa de un accidente ferroviario, logró todo esto con una prótesis de madera.

El hecho más curioso de estos Juegos fue el que protagonizo el maratonista local Frederick Lorz. Durante la maratón, exhausto a los primeros 14 kilómetros, se subió al auto de su entrenador, que lo llevo hasta el kilómetro 31. Con la energía repuesta, Lorz llegó al estadio olímpico, donde fue recibido como el ganador de la carrera.
Tras haber reconocido su error, fue despojado de su medalla (la cual quedo en manos de Thomas Hicks), y fue expulsado de todas las competiciones de aficionados por la Unión Atlética Amateur, aunque esta fue levantada meses después.
Un año más tarde finalizó primero en la Maratón de Boston.

Foto: ElDesmarque.

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